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de ayer a hoy

Ecos de la sirena antibombardeos del ayuntamiento

El Museo Municipal de Alzira acoge la alarma que se utilizaba en la guerra y que rescató de un derribo el constructor Miguel Oliver

Ecos de la sirena antibombardeos del ayuntamiento a. rovira

La crítica literaria debe hacerse con más parcialidad y misericordia que minuciosidad y envidia.

«Los hombres famosos por sus ingenios, los grandes poetas, los ilustres historiadores, siempre o las más veces, son envidiados de aquellos que tienen por gusto y particular entretenimiento juzgar los escritos ajenos, sin haber dado algunos propios a la luz del mundo.

«Quisiera yo que tales censuradores, —dijo el bachiller Carrasco— fueran más misericordiosos y menos escrupulosos, sin atenerse a los átomos del sol clarísimo de la obra de que murmuran. Y así digo que es grandísimo el riesgo a que se expone el que imprime un libro, siendo de toda imposibilidad componerlo tal como satisfaga y contente a todos los que lo leyeron». Quijote, parte II; capítulo III.

Acogiéndome a los consejos del conocido bachiller Carrasco, de la inmortal obra de Cervantes, quiero ser muy misericordioso con algunos errores aparecidos en recientes publicaciones locales, que dan paso a confusiones que nuestros continuadores en la historia local repiten, como ya ha sucedido en varias ocasiones.

No sé de dónde han «sacado» que el edificio que hoy alberga el hogar de pensionistas El Júcar se llame La Parrilla. El edificio del Ateneo Mercantil e Industrial —así debe conservarse su nominación— comienza a «caminar» en 1910 y nace como una sociedad privada y exclusiva, sólo para socios proveedores de sus acciones. Para no abundar más en la historia de este institucional edificio, les contaremos que al término de la más incivil de las guerras, se «adueñó» la Falange Española y de las Jons, denominándose primeramente Hogar del Camarada. Después albergó las oficinas de la CNS; de la Mutua Júcar, la Hermandad de Labradores y Ganaderos, la Sociedad Musical; a las amas de casa, la Junta de Hermandes y Cofradías la Junta Local Fallera, la Asamblea Local de Cruz Roja y la comisaría de la Policía Nacional.

En el sótano, primero funcionó un ring de boxeo. Después, la bolera de Salvador y una pista de coches eléctricos que instaló Alberto Medán hasta que el año 1969 vino a Alzira el industrial hotelero de Algemesí José Torrent y dio nombre a su restaurante «La Parrilla». Así que están equivocados los que usan en la actualidad esta designación. Por otra parte, hace pocas fechas hemos leído en este rotativo que se ha localizado en la terraza de este edificio un sirena que «presumiblemente» anunciaba la llegada de la «Pava» —un aeroplano Heinkel— que venía a descargar sus bombas aquí, en Alzira. El que suscribe, que «vivió» en directo estas incursiones algunas noches de 1938, la única que oía «aullar» era la sirena del ayuntamiento, que rescató de un derribo el constructor Miguel Oliver, de la que me ocupé que fuera a parar el Museo Municipal. Era un artilugio marca Rotorstram, número 38.665, type S4, de 7/4 amperes y de 1,5 kv. Nunca hemos sabido, ni se ha publicado, la existencia de una sirena en el Ateneo.

También hemos detectado algunos errores en al programa de este año de la Archicofradía de Sant Bernat i les Germanetes. Se dice que Ramón Flor, que tenía su domicilio en la calle Santa Lucía, 15 —en la actualidad número cuatro—, ocultó allí la imagen del patrón el 13 de mayo hasta el 13 de septiembre que la envió a Onda, de donde era «originario el señor Flor», señala la crónica. Ramón Flor procedía de Barcelona, lo que tenía en Onda era un empleado de confianza llamado José María Llopico, a quien envió la imagen que fue devuelta a Alzira el 29 de mayo de 1939.

Y con esta crónica, la 953, nos despedimos hasta el 2 de octubre en que contaremos relatándoles pequeñas historias de Alzira. Feliz verano a todos.

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