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Milésima a milésima

Milésima a milésima Levante-EMV

Es martes y la expedición ribereña que comanda Nacho Calero se dirige al aeropuerto para embarcarse en un largo viaje que les llevará a Malasia. Es un país que conocen a la perfección después de años visitándolo. Y es que el motociclista de Algemesí no es ningún novato en el Mundial de Supersport. Corre en este desde 2008 y es uno de los pilotos más fiables del paddock. Sin embargo, la suerte no acaba de acompañarlo y hoy se sitúa entre los veinte primeros con algunas dificultades.

En el deporte, la fórmula no responde a un mayor número de entrenamientos, mayores posibilidades de éxito. Si por eso fuera, Calero estaría en el Mundial de motociclismo, luchando con Rossi, Pedrosa o Márquez. Sin embargo, el mundo de las motos depende del dinero que algunos patrocinadores ponen sobre la mesa para lograr tu proyección y dicho movimiento llega después de invertir miles de euros en una preparación en la que se queman millones de litros de gasolina y gomas de neumáticos hasta asustar.

Con todo, el algemesinense empezó el presente curso motero en un conjunto catalán que apostó por él por su fiabilidad y porque, cuando tuvo ocasión de contar con una buena montura, se situó entre los mejores. Rubén Xaus configuró un supuesto equipo que en la primera carrera se demostró un pufo, una estructura compuesta por amigos que no contaban con ninguna experiencia en competiciones internacionales y que, por lo tanto, no conocían los entresijos de unas pruebas que exigen máxima disciplina, ya que cualquier error puede acabar con la muerte de algún piloto. La inversión de Calero había sido importante y su padre denunció el engaño a través de los medios después de pasar en Australia un fin de semana de infarto en el que vio peligrar la vida de su hijo. El asunto llegó a los tribunales después de que Xaus decidiese desvincularse de la escudería.

La decepción sufrida por los ribereños les llevó a embarcarse de nuevo en un conjunto propio, el Orelac Racing Team, afincado en Algemesí, que cuenta con todas las garantías de la organización, pues los Calero son viejos conocidos y saben de su responsabilidad. Unas carreras después ya estaban en marcha pero con una estructura deportiva que necesita muchos ajustes para competir con los mejores equipos, normalmente dotados de infraestructuras de algunas de las marcas más prestigiosas. «Nacho corre en el Mundial de SBK desde 2008, es un piloto que prácticamente ha nacido en este campeonato, y claro, al no haber salido el tema con el equipo con el que empezó la temporada, nos decidimos a poner en marcha este proyecto con un equipo formado por nosotros», explica José Calero, team manager de la escudería. «Es la misma estructura con la que Nacho ya había corrido en SuperStock 600, pero ahora enfocada a Supersport». Tras empezar el curso en la carrera de Phillip Island con una Kawasaki ZX-6R, el motociclista de 23 años retomó el campeonato a los mandos de una Honda CBR600RR.

Cerca de los puntos

Los primeros movimientos de los mecánicos se realizaron con el objetivo de ganar unos cuantos caballos hasta llegar a los 130. Calero no podía hacer frente a sus rivales con una montura con veinte caballos menos. Las modificaciones le han permitido dar un paso adelante pero el equipo sigue depurándose a modo de pretemporada. «Nacho podría correr algún campeonato español o europeo y estar entre los mejores, pero él ha decidido correr un Mundial y ahí se mide contra los mejores y contra gente que está dispuesta a gastar mucho dinero», expresa José. Las diferencias siguen siendo mínimas pero en dichas competiciones un segundo es una eternidad y cometer cualquier error en el taller elimina cualquier posibilidad de estar arriba. Ha llegado a situarse a 0'4 segundos de los puntos. Los seguidores valoran el trabajo y no se dejan llevar por unas posiciones que a veces pueden parecer demasiado atrasadas pero que son el fruto de cientos de horas de preparación. Milésima a milésima, Calero va escalando en una carrera de una vida que le ha llevado hasta su sueño.

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