La crisis económica se llevó por delante a más de la mitad de las empresas del sector de la construcción en Alzira y hundió hasta niveles ínfimos los ingresos del ayuntamiento derivados del Impuesto de Obras y Construcciones (ICIO), aunque el 2015 parece marcar un punto de inflexión. El consistorio cerró el ejercicio con una recaudación de 242.433 euros, el doble exactamente de la que se había presupuestado y prácticamente el triple de la ingresada el año anterior, cuando con apenas 87.009 euros se marcó el segundo registro más bajo de la crisis.
Cierto es que obras de envergadura como la ampliación de la factoría de Ice Cream Factory Comaker, las nuevas naves de la empresa Eurocebollas o la construcción del nuevo colegio de la Academia Júcar, todas ellas en marcha en estos momentos, han contribuido a que se produjera este repunte en la recaudación. No obstante, el número de licencias tramitadas el año pasado también aumentó casi un 12 % respecto del año anterior, al contabilizarse un total de 612, de las que 513 corresponden a declaraciones responsables, un término equiparable a la antigua obra menor aunque en un sentido amplio -el ayuntamiento se limita a confirmar que las obras ejecutadas se corresponden con las expuestas en la declaración- y las 99 restantes a obras mayores, que engloba nuevas construcciones pero también derribos, y que sí requieren de una autorización expresa por parte del ayuntamiento. Cabe recordar que el año anterior, 2014, se habían expedido un total de 548 licencias, cuatro más que en 2013.
El presidente de la Asociación Comarcal de Edificación y Albañilería de Alzira, Bernardo Luis, confirma que el sector se está reactivando gracias principalmente a obras de reforma en viviendas, aunque alerta de que la economía sumergida continúa siendo un gran obstáculo. «Notamos que entra algún presupuesto más, aunque después no lo hacemos y esas obras se realizan en negro, el propietario de la vivienda saca el permiso de obra como si fuera un trabajo de bricolaje», denuncia el representante de los constructores, que no duda en reclamar un mayor control frente a esta competencia desleal para las empresas constituidas legalmente.
Por lo que respecta a nuevas construcciones, señalar que continúa la parálisis en el sector Tulell mientras que, desde el pasado verano, se ha producido un goteo de proyectos de unifamiliares aisladas en el sector Hort de Galvañón, en lo que representa una nueva tipología de vivienda en la capital de la Ribera Alta.
El Ayuntamiento de Alzira, siguiendo un criterio de prudencia tras la exigua recaudación del año anterior, presupuestó en 2015 unos ingresos de 120.000 euros, la estimación más baja de todos los años de la crisis, que finalmente se ha duplicado pese a que continuaban en vigor las bonificaciones en los polígonos, según los datos facilitados por el concejal de Hacienda, Albert Furió, que revelan además que se han cobrado todas las licencias emitidas. Los ingresos de 242.433 euros representan la cifra más alta desde el año 2011, cuando se superaron ligeramente los 400.000 euros, aunque ni siquiera alcanza el pico de los 3,3 millones que el consistorio ingresó por el impuesto de obras en el año 2007, en pleno «boom» inmobiliario. Cierto es también que el ayuntamiento tuvo que devolver meses después algunas de esas licencias al renunciar los promotores a sus proyectos, especialmente en Tulell.
El nuevo gobierno (Compromís, PSOE y EU) ha elevado en el presupuesto de 2016 la previsión de ingresos para ajustarla a los obtenidos el año anterior y prevé que el ICIO aporte a las arcas municipales 240.000 euros.
Cabe recordar que, como ya informó Levante-EMV, la crisis ha causado estragos en el sector hasta el punto que, en base a datos del propio Ayuntamiento de Alzira, de las 75 empresas que había censadas en el municipio en 2010 sólo quedaban en activo 31 en 2014.
