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Las disputas entre católicos fuerzan la marcha del quinto cura en seis años en Alberic

Un conflicto con el Grup Excursionista La Senda Sant Llorenç y con otro párroco local vacía las misas y obliga al arzobispado a aceptar la renuncia

Las disputas entre católicos fuerzan la marcha del quinto cura en seis años en Alberic

Cinco párrocos en seis años. Las cifras de Alberic van camino del récord Guinness. La conflictiva marcha del último sacerdote, Javier Abad Chismol, llegó tras un año en la localidad y un fuerte enfrentamiento con el Grup Excursionista La Senda, una asociación de jóvenes que cuenta con décadas de trabajo a sus espaldas. Tras la esperanzadora llegada hace aproximadamente un año, se esperaba que Abad pudiese lograr la paz entre las iglesias de San Lorenzo Mártir y del Espíritu Santo en Alberic.

Sin embargo, pocos meses después había perdido la confianza de la ciudadanía que acude a las misas y profesa cierta fe y sus sermones empezaron a concentrar a escaso público. ¿La razón? Javier Abad pidió a los integrantes de La Senda que se convirtiesen en una sociedad canónica, en vez de civil como ahora mismo, pasando el material a manos de la iglesia. Los monitores, con ello, debían asistir a misa todos los fines de semana, más allá de educar a los escolares que participan en sus campamentos en los valores cristianos y en la fe. El objetivo último era la formación de los júniors. Ante la negativa de los miembros de La Senda, el sacerdote se lanzó a la creación de unos júniors alternativos y a la programación de un campamento adicional, que finalmente se ha celebrado con escaso éxito. Abad obligó, tras su decisión, a los representantes de La Senda a vaciar su sede e incluso llegó a cambiar el paño de las instalaciones, provocando que los jóvenes llamasen a la Policía Local, que intercedió para solucionar el conflicto, previo desalojo forzoso del local que desde hacía años había albergado todo el material de La Senda. Un posterior conflicto con otro sacerdote provocó la reacción de otro sector religioso, obligándolo a pedir su traslado, que finalmente se dio a Burjassot.

Las dos iglesias tienen ahora un nuevo cura tras la marcha de Abad y del anterior, Guillermo Carrasco, que llegó tres años antes para hacerse cargo de las dos parroquias y poner paz en la tensa relación que mantenían.

El hecho de que un mismo Carrasco atendiera las dos parroquias no zanjó la rivalidad entre la comunidad de Sant Llorenç y el Espíritu Santo, que pretenden trasladar a sus respectos ámbitos las principales celebraciones religiosas de la localidad. Como ya publicó este periódico, el arzobispado optó por una decisión salomónica, un doble traslado de los anteriores párrocos, después de que cada parroquia celebrara por separado tanto la misa como la procesión del Domingo de Ramos, día grande en la localidad, después de que un año antes se hubiera intentado unificar la bendición de palmas y la eucaristía.

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