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Sueca se toma en serio la integración de los refugiados

Decenas de solicitantes de asilo y apátridas participan en un encuentro intercultural pensado para arropar a los acogidos Éxito de convivencia

Refugiados y familiares se sumaron a la Muixeranga de Sueca para levantar una torre humana. j. gimeno

Sueca ha demostrado ser una ciudad acogedora. La primera fiesta intercultural organizada por la delegación de Sueca de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado y el ayuntamiento obtuvo el sábado un éxito de participación. Decenas de asistentes compartieron una mañana de convivencia en el Passeig de l'Estació con refugiados y familiares de Rusia, Colombia, Venezuela, Honduras, El Salvador, Ucrania, Guinea, Georgia, Marruecos o Gabón. La jornada les permitió conocer de cerca costumbres y tradiciones suecanas.

El objetivo principal del encuentro era «organizar y promover el conocimiento mutuo, el diálogo, la colaboración, la cohesión y el respeto, fomentando la relación con los vecinos» de Sueca. «Es imprescindible la complicidad de la sociedad de acogida para que se produzca una incorporación e inclusión completa en la vida cotidiana de la ciudad» aseguran los promotores de la fiesta intercultural.

Volcados en la inclusión

La delegación de Sueca del CEAR, ubicada en las proximidades del paseo de la Estación, acoge actualmente a cerca de 80 personas refugiadas, desplazadas forzosamente, solicitantes de asilo o apátridas. El centro coordina toda la tarea orientada a facilitar la autonomía de la persona refugiada en su día a día, así como la investigación de trabajo y la inclusión en la sociedad de acogida.

El encuentro aprovechó el Día Mundial de las Personas Refugiadas, que se conmemora el 20 de junio, para dar visibilidad a esta realidad. La iniciativa se programó con ese espíritu, para hacer patente la voluntad del municipio para garantizarles una acogida digna. La mañana arrancó al ritmo de jotas, boleros y fandangos, de la mano del Grupo de Danzas el Almogàver de Sueca y la Asociación Cultural La Xala. Una representación numerosa de los colectivos acompañó las personas refugiadas en su primera experiencia con las danzas tradicionales valencianas.

Llegada la hora del taller de Muixeranga, los refugiados no se lo pensaron dos veces y ayudaron a levantar una torre humana. Hicieron piña. Además de los talleres de danzas tradicionales, la jornada se completó con otras actividades pensadas para el público general como por ejemplo teatro, juegos y animación infantil, intercambio gastronómico, etc.

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