Un encontronazo durante un partido de fútbol -aunque fuera en clase de gimnasia- se presume como origen de la posterior agresión ocurrida en un colegio de la Ribera Alta que ha mantenido ingresado en un hospital durante quince días a un alumno de once años por un hematoma en un riñón, según la denuncia interpuesta por el padre del menor en el cuartel de la Guardia Civil de Llombai. El fútbol es deporte, ejercicio físico, con todos los efectos beneficiosos que comporta, pero también motivo de múltiples discusiones entre los niños como consecuencia de un exceso de competitividad. El colegio público Bosch Marín de Carlet ha buscado alternativas al balón, ya sea de fútbol o baloncesto, durante el tiempo que los alumnos pasan en el patio para evitar conflictos.

«Nunca ha pasado nada grave, pero veíamos que siempre que los alumnos jugaban a fútbol o a otros deportes con la pelota en el patio o en el comedor tenían muchas discusiones y peleas», explica el director del centro, Jorge Salvador, al tiempo que advierte de que, además, condicionaban al resto de alumnos ya que «las pistas ocupan más de la mitad del espacio del patio cuando son sólo unos pocos los alumnos que juegan, mientras el resto tiene que estar apartándose». «Aunque no ha habido peleas graves, siempre hay algún roce, no llegan a saber repetarse porque todos quieren ganar y aplican los modelos que muchas veces ven por la tele», apostilla el docente.

Con el objetivo de reducir esa conflictividad, por un lado, y convertir el patio «en un espacio para todos», incide, el colegio optó por una reorganización del área de recreo que ha comportado la creación de nuevos espacios para los alumnos y que excluye los juegos con balón.

«Consenso con los alumnos»

«Con el consenso de los alumnos se le hizo ver que las pistas de fútbol ocupaban mucho espacio mientras que jugaban un número reducido de alumnos y llegamos a la conclusión de que había que buscar otras alternativas para que el alumnado se pudiera divertir», agrega Salvador, mientras recuerda que si bien al principio algunos niños preguntaban por el balón, con el paso del tiempo todos han asumido con normalidad que no se puede jugar en el recreo a fútbol.

Como alternativa, este colegio de Carlet ha habilitado nuevos espacios, como el denominado «Bibliopatio», una esquina en la que se ha instalado césped artificial y unos bancos a la sombra donde los escolares pueden ir a leer, conversar con tranquilidad o disfrutar de los juegos de mesa que el centro pone a su disposición para estos ratos de ocio; se han pintado en el suelo marcas para poder practicar juegos tradicionales «que se estaban olvidando por culpa de la pelota» y se han montado otras instalaciones que ofrecen alternativas de diversión mientras que, con la colaboración de un grupo de alumnos de sexto de Primaria, los mayores del patio, se organizan juegos para los más pequeños algunos días, una actividad voluntaria que el colegio ha bautizado como «Pati inclusiu».