Mercedes Bohigues Valls nunca se ha puesto barreras en la fiesta fallera. A sus 27 años puede presumir de una trayectoria imparable: Ha sido fallera mayor de su comisión, integrante de la corte de honor de Miriam Boluda y responsable de Protocolo de la Junta Local Fallera (JLF). Un ascenso que culmina ahora con su elección como máxima representante de la ciudad para 2019. Está convencida de que va a vivir «un año maravilloso». Seguro que será difícil de olvidar, aunque lejos de ser el colofón que remate su envidiable biografía será otro sueño alcanzado que dará paso a otras facetas que desea experimentar, como convertirse en presidenta de su propia comisión, la de La Malva, e incluso de la JLF. «Las fallas son una forma de vida», pregona para evidenciar la pasión que siente por la fiesta más representativa de los valencianos.

Desde que el jurado formado por los presidentes de las 35 comisiones de Alzira la escogió a última hora de la mañana del domingo, no ha cesado de recibir felicitaciones. «Representar a mi ciudad o lucir el espolín exclusivo de las falleras mayores es un gran un orgullo y una gran satisfacción personal. Pondré todo de mi parte para estar a la altura de las mujeres que me han precedido», expuso ayer tras percibir las primeras sensaciones asociadas a su nueva función representativa: ya había sido reconocida y piropeada en su puesto de trabajo o en el supermercado.

Vivir la fiesta «al máximo»

Hasta ahora ha «vivido las fallas al máximo» y no piensa renunciar a esos principios. No sustituirá a Lourdes Burgos hasta que en octubre o noviembre se convoque la ceremonia de proclamación. «Su reinado ha sido espectacular y pronto quedaré con ella para que me dé consejos», tercia antes de reconocer «la ilusión y las ganas» que tiene de compartir reinado con Inés Brines Pellicer. «Me emocionó mucho que la eligieran fallera mayor infantil» ya que también forma parte de La Malva.

No es la primera vez que las máximas representantes falleras proceden de la misma comisión. Ya sucedió en 2005 con dos chicas de Sant Andreu, pero esta vez la coincidencia es triple. El padre de Mercedes es el presidente de la JLF, Jaume Bohigues, y los tres han formado parte de la Falla Plaça de la Malva. «Me siento orgullosa de tener a mi padre a mi lado, pero en todos los actos oficiales, como ha ocurrido hasta ahora, se mantendrán las distancias», precisa la nueva fallera mayor. Hija y nieta de grandes falleros, lleva la fiesta inyectada en las venas. A las pocas horas de nacer, sus abuelos le tomaron medidas para confeccionar su primer traje de fallera y veinte días más tarde ya lucía su primera banda. Ella misma desveló la anécdota en su primer discurso oficial.

Rechaza que las fallas traten a las féminas como «mujeres florero» y defiende que desempeñan un papel «importantísimo» en la fiesta que va ampliándose de manera exponencial. «Yo mismo no descarto proponerme para presidir mi comisión si hiciera falta y tampoco diría que no a presidir la JLF dentro de unos años», enfatiza. Pero mientras llega ese futuro, aún por escribir, prefiere centrarse en el apasionante año que le espera. La Crida, la Ofrenda y los pasacalles matinales la hechizan. Luego ya vendrán otras metas.