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Un parque arbóreo monumental

El Passeig de l'Estació, con más de 120 años de antigüedad, se ha convertido en el pulmón verde de Sueca Cohabitan más de 150 ejemplares y un conjunto muy singular de palmeras washingtonias

Parte del conjunto de palmeras washingtonias. joan r. gimeno

Los vecinos de Sueca, sus visitantes y los más viejos del lugar conviven en el Passeig de l'Estació desde hace más de 120 años. Gentes de todas las edades han podido disfrutar desde hace más de un siglo de un espacio tan peculiar. El parque alberga una de las colecciones botanicas de la Ribera.

Es el espacio verde más importante que puede ofrecer hoy Sueca.

El Passeig de l'Estació ha sido desde su construcción el punto de reunión de la sociedad suecana. Allí se han realizado subastas de leña para la carpintería, aprovechamiento de leña para uso doméstico, conciertos, intercambio de mercaderías, acuerdos de estraperlo, reportajes de fotografías, la Feria del Porrat de Sant Antoni, el Concurso Internacional de Paella de Sueca o las habituales ofrendas florales en los monumentos del maestro Serrano y del escritor Bernat y Baldoví. Asimismo ha sido el escenario del encuentro furtivo de muchas parejas para declararse su amor.

En la sesión plenaria del día 3 de abril de 2014, y teniendo en cuenta la importancia histórica patrimonial, social y medioambiental del lugar, el Ayuntamiento de Sueca declaró el Passeig de l'Estació y y el Parc de les Escoles Carrasquer como «Conjunto Arbóreo Monumental». Y es que dentro del propio paseo, cohabitan más de 150 ejemplares singulares, según sus características, de entre los cuales destaca el conjunto de 57 palmeras washingtonias y la araucaria de 31 metros de alto.

Ideado hace 139 años

Tal y como se recoge en el libro «La estación conjunta arbóreo monumental del Passeig de l'Estació. Les escoles Carrasquer de Sueca» de Miguel Pérez y Martí García, el jardín emblemático de Sueca nació el día 20 de febrero de 1879 cuando se presentó el proyecto de construcción de un parque frente a la estación de ferrocarril por considerarse de utilidad y conveniencia y hasta de necesidad pública el dotar a la población de un lugar de esparcimiento comprendido entre el Camí del Sequial, la vía del tren, el Camí de la Punta y el de la Ronda.

La construcción del parque suponía cambiar la imagen de lo que sería desde ese momento un punto principal de la actividad social suecana. Entre otras actuaciones, estaba previsto abatir el torreón de la Porta de la Mar y el tramo de muralla anexo que dificultaba el paso, la eliminación de la Fillola de la Canaleta y la adaptación de la calzada con la finalidad de que pudiesen girar cómodamente los carruajes. La amplitud del camino se fijó en 8 metros y a los dos lados paseos de 3 metros. Inicialmente los andenes del lado del ferrocarril estaban separados entre sí por una hilera de plátanos de sombra que formaban una alameda de invierno.

El proyecto, firmado por el arquitecto municipal Antonio Monforte, se aprobó el 11 de junio de 1879 y la primera fase de expropiaciones de los terrenos finalizó en junio de 1880, fecha del inicio de las obras en la muralla.

Respecto a los jardines, la distribución de los parterres se planteó a la inglesa en macizos irregulares distribuidos aleatoriamente para que existiese variedad y no causara monotonía. Este jardín europeo fue una tendencia que comenzó a introducirse en España a finales del siglo XIX.

En el jardín original no se tiene constancia de qué tipos de especies se plantaron, pero se puede asegurar que desde las obras de construcción de les Escoles han llegado a nuestros días las palmeras washingtonias, las datileras, el ciprés, los tres olivos y los dos plataneros del patio de atrás. La creación de los jardines de les Escoles junto al Passeig convirtió la zona en un pulmón de la ciudad y embelleció una de las puertas de entrada a sueca.

Tres elementos diferenciadores

Una de las piezas que componen este paseo tan especial es el templete, común en muchos jardines españoles de inicios del siglo XX. Tras derribarse del pabellón original para la música, se construyó el actual templete a principios del siglo XX, que se utiliza para que las bandas de música locales interpreten piezas musicales en fechas señaladas. Inicialmente, era una estructura de obra octogonal con 8 pilares de hierro y madera sobre la cual había un escenario.

El segundo de los elementos diferenciadores es el monumento a Bernat i Baldoví. Sobre un pedestal de piedra calcárea realizado por la arquitecto Buenaventura Ferrando, se presenta el busto realizado en bronce. El monumento se encuentra dentro del parterre más próximo a la entrada del carrer de la Punta y el encargo se hizo con motivo del centenario del natalicio del escritor poeta y personaje político suecano. Se inauguró el 19 de marzo de 1909, centenario de su nacimiento.

El tercer de los elementos diferenciadores es el monumento levantado al maestro José Serrano Simeón, que se construyó entre 1956 y 1958 para rendir homenaje al célebre compositor suecano. Fue diseñado por el escultor local Vicente Beltrán Grimal con piedra calcárea procedente de las canteras alicantinas y originalmente se encontraba rodeado por una balsa de agua en la que había peces y ánades flanqueado por dos palmeras canarias. En la actualidad el Passeig de l'Estació continúa siendo un punto de encuentro para el esparcimiento de los ciudadanos de Sueca.

Diferentes denominaciones

A lo largo de los años y dependiendo del contexto político, el nombre del Passeig de la Estació ha ido modificándose en multitud de ocasiones desde su construcción. Desde 1880 fue conocido como Paseo de la Estación y a partir de 1920 su nombre cambio para llamarse Paseo del Mariscal Folch. Desde 1931 y hasta 1940 la denominación del mismo fue Paseo de los mártires de Jaca para pasar en este último año a llamarse Parque de Ruiz de Alda. Ya en 1979 pasó a tener su denominación actual de Passeig de l'Estació.

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