Los bañistas que avisten una carabela portuguesa, cuya coloración azulada es muy identificativa, deben evitar tocarla tanto dentro como fuera del agua. Cabe destacar que incluso cuando el ejemplar yace, ya muerto, en la arena su veneno continúa activo y la reacción puede ser muy dolorosa. En caso de picadura, se tiene que acudir de inmediato a la posta sanitaria o al centro de salud más cercano e intentar buscar y señalar la zona donde ha quedado la carabela para que nadie pueda sufrir más daños, alertando también de ello a los socorristas o la Policía Local.

Para reducir los síntomas hay que retirar los restos de tentáculos que puedan haber quedado en la piel. Esta operación no debe de efectuarse nunca directamente con las manos. A continuación hay que aplicar agua salada sobre la superficie de la piel afectada. Hay que evitar el agua dulce puesto que, según afirman los expertos, esto puede provocar más dolor por la diferencia de presión. Para aliviar el dolor, también se recomienda sumergir la zona afectada en agua caliente.

Una vez limpia la zona, es muy importante evitar la exposición directa a la luz del sol. Del mismo modo, no es nada recomendable rascarse. El especialista del centro médico prescribirá el tratamiento más adecuado que suele consistir en cremas con corticoides e incluso la administración de antihistamínicos por vía oral.