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Obras públicas y planes urbanos empantanados

El plan contra inundaciones del Xúquer acumula ya seis años de parálisis absoluta después de que la CHJ dejara en suspenso la actuación prevista en la mota de Albalat que había llegado a licitar

n Ni obra «dura» para frenar avenidas, ni intervenciones blandas desde el punto de vista ambiental para que sus efectos sean menos devastadores. Un aniversario más de la pantanada de Tous, y ya van 36, un nuevo episodio de gota fría salvado afortunadamente sin daños, pero ninguna de las grandes actuaciones que recogía el plan global de defensa de contra inundaciones del Xúquer ha arrancado ni tiene visos de hacerlo.

Las mismas reivindicaciones que los alcaldes planteaban en el año 2012 después de que quedara paralizado el proceso de participación abierto por la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) para incorporar aportaciones a un documento que se arrastraba ya desde el año 2000 -entre ellas la asignación de fondos para poder ejecutar las diferentes actuaciones-, están plenamente vigentes hoy, seis años después. Nada se ha avanzado a pesar de los antecedentes en materia de inundaciones en la comarca y de que 15 de los 47 municipios de la Ribera están considerados de alto riesgo de inundación.

La historia reciente evidencia que cada episodio de apuros ante una crecida e incluso el desbordamiento de los ríos que cruzan la comarca ha ido seguido de una reivindicación más o menos sonora para que se reactivara el plan contra avenidas, aunque de nada ha servido. Valga como ejemplo la comparecencia conjunta de alcaldes y cargos públicos de Compromís en enero de 2017 para elevar esta exigencia al Gobierno tras cinco años, en ese momento, de parálisis absoluta del plan. Las hojas del calendario han seguido corriendo y el tiempo transcurrido desde que en diciembre de 2011 se celebrara la última mesa de participación es todavía mayor.

Si bien es cierto que la Administración apenas ha invertido en infraestructura de defensa desde que en 2010 se inaugurara el encauzamiento del barranco de Benimodo para evitar riesgos en l´Alcúdia, Carlet, Benimodo y Guadassuar, también lo es que siguen siendo una minoría los ayuntamientos que cuentan con un plan específico contra inundaciones -únicamente Càrcer, Cotes, Algemesí y Sueca-, si bien algunas localidades disponen de un plan global de emergencias con instrucciones para todo tipo de catástrofes.

El plan global de defensa contra inundaciones de la Ribera contemplaba inicialmente la construcción de tres presas de laminación en el Magro, el Cànyoles y el Sellent para controlar los caudales que recibe el Xúquer a través de los diferentes afluentes; el acondicionamiento del cauce del río entre Carcaixent y la autopista AP-7, así como las actuaciones de mejora del drenaje en la marjal sur para dar salida al agua de una avenida en dirección al lago de l´Albufera o hacia l´Estany. También planteaba actuaciones sobre los barrancos del entorno de Alzira y Carcaixent que pueden ser tan peligrosos como el propio río si las lluvias se producen en sus cabeceras.

Mesa de participación

El portavoz de Xúquer Viu, Paco Sanz, recuerda que la CHJ tenía interés en cerrar en 2010 el plan contra avenidas dado el retraso que acumulaba su elaboración, si bien el entonces presidente, Juan José Moragues, atendió una petición de la plataforma para que abriera un proceso de participación con el objetivo debatir las diferentes actuaciones y recabar aportaciones. «Nosotros sabíamos que si se hacían las presas se para iba a paralizar todo lo demás y pedíamos que se empezara por la recuperación del propio río», recordó Sanz, mientras detallaba que el proyecto de la mota de defensa de Albalat se concibió con una intervención piloto con un nuevo concepto que primaba la vertiente ambiental, se llegó a licitar, si bien la falta de recursos derivada de la crisis económica y el cambio del equipo que dirigía la Confederación provocó que no se llegara nunca a adjudicar.

El sustitución de Moragues en la CHJ por María Ángeles Ureña también acabó por paralizar la mesa de participación cuando aún no había finalizado su trabajo. «Lo interesante de aquel proceso es que se querían recuperar las conclusiones de la mesa de recuperación del Xúquer para conjugar la protección del río con la resaturación ambiental. Se trataba de recuperar el cauce fluvial, queríamos devolver al río lo que era del río», incidió Paco Sanz, mientras explicaba gráficamente que se pretendía sustituir un río encajonado en forma de «U» por un lecho en forma de «V» con bosque de ribera en ambas orillas que tuviera una mayor capacidad en caso de avenida.

El representante de Xúquer Viu recuerda que, coincidiendo con el trigésimo aniversario de las inundaciones de 1982, es decir, en 2012, se convocó una concentración en València para protestar por la paralización del plan contra avenidas. Paco Sanz dejó claro que lo mismo que se reclamaba entonces se reivindica ahora ya que nada ha cambiado en los últimos seis años.

Cabe recordar que, tras la pantanada y en paralelo a la reconstrucción del pantano de Tous, el Gobierno construyó también las presas de laminación de Escalona y Bellús para tener un mayor control de los caudales que recibe el río cuando llueve en la cabecera de los afluentes, si bien en el caso de Bellús no se puede utilizar a pleno rendimiento. Las normas de explotación establecen en 29 hectómetros cúbitos la cantidad máxima que puede acumular cuando su capacidad es de 69 hm3 ya que si se superan esos niveles se inundaría una línea férrea. Los alcaldes de la Ribera denunciaban tras el último susto provocado del río que este funcionamiento resultaba «inexplicable».

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