La imagen con la que amaneció ayer Gavarda era digna de una película de acción y para nada se parecía a la que presenta un día cualquiera esta tranquila localidad de algo más de mil habitantes. Durante la madrugada, un grupo de al menos dos personas hizo añicos la oficina única bancaria mediante el uso de material explosivo con el objetivo de extraer el cajero automático, cuya recaudación acabaron llevándose. Los desconocidos huyeron rápidamente y detrás solo dejaron un rastro de billetes quemados.

Algunos vecinos se percataron al instante de que algo iba mal cuando escucharon un fuerte estruendo alrededor de la 1,30 horas de la madrugada. La oficina bancaria se encuentra en las inmediaciones del ayuntamiento, por lo que en las viviendas más alejadas el estallido apenas se dejó oír. De hecho, algunos habitantes no se percataron de lo ocurrido hasta darse de bruces con la oficina en ruinas o hasta participar en las tertulias matutinas, ya que era el principal tema de conversación.

La gran explosión destrozó por completo la oficina de Cajamar y despertó a buena parte de la población, aunque no todos se atrevieron a salir, atemorizados por la violencia del estallido. «Me levantó de la campa. Al principio pensé que era una gamberrada, aunque sabía que el ruido había sido muy fuerte y no quise salir de casa», explicó José, que vive en la misma manzana en la que se ubica el banco aunque en la esquina opuesta. Él no fue consciente de lo que había ocurrido hasta que salió por la mañana de su vivienda.

Vicent, que vive justo al lado, sí que se interesó por lo ocurrido: «Al salir vi cómo pasaban corriendo hacia la montaña», aseguró. Al igual que él, otros vecinos se acercaron, «llegaba gente que vive tres calles más allá», añade. Los curiosos únicamente se encontraron con la oficina destrozada. Restos de plásticos, cristales y otros materiales se esparcían por el suelo a más de veinticinco metros de la sucursal bancaria.

Perplejidad

El shock fue máximo. La localidad no vivía un robo bancario desde hace años y, desde luego, ninguno de tal magnitud. Algunos de los agentes de la Guardia Civil manifestaron su perplejidad al encontrarse con un «modus operandi» para nada habitual.

Durante la mañana de ayer, efectivos de la unidad Tedax visitaron la sucursal bancaria para conocer más detalles de una explosión que generaba muchas incógnitas en la población. Una parte de la investigación se centrará en conocer la procedencia del material explosivo, ya que su mera tenencia es un hecho que se somete a estrictos controles.

El alcalde de la localidad, Vicent Mompó, se mostró preocupado por perder la única oficina bancaria del pueblo, lo que generará muchas molestias: «Como ocurre en casi toda la Comunitat, más del 60 % de la población sobrepasa los 50 años, algunos tendrán que sacar dinero en otro pueblo y guardárselo en casa».