«No es lo mismo un simulacro que cuando pasa en la vida real, la situación, los nervios..., pero el protocolo marca que hay que llamar al 112, asistir a la alarma, coger las bocas de fuego y los extintores y evacuar si es necesario. Es lo que hemos hecho, afortunadamente ha salido bien». Elena Muñoz cubría su turno de noche cuando la alarma de incendios saltó en su dispositivo móvil y rápidamente se dirigió hacia la segunda planta. Era la primera vez que se veía en una tesitura así, pero supo reaccionar. «Había humo y llamas bastante grandes y empezamos a evacuar las habitaciones colidantes, la policía vino enseguida y nos ayudó muchísimo», relató, mientras comentaba que la residente que había sufrido quemaduras salió «consciente y orientada» de la habitación.

Agentes de la Policía Local se encargaron de sacar a las dos mujeres que ocupaban la estancia siniestrada, según relató el consejero delegado de Solimar, Eugenio Pérez, quien destacó que, afortunadamente, todo había quedado en «un susto, un inicio de año un poco accidentado».

Pérez relató que la residencia cuenta con un sistema domótico que, al saltar la alarma de incendios por el humo, a la vez que abre las puertas de todas las habitaciones para facilitar la evacuación cierra las puertas de seguridad que aislan cada uno de los pasillos para evitar que bien el humo o las llamas puedan propagarse por otras estancias. La residencia de Alzira cuenta con cuatro plantas, aunque sólo hay habitaciones en las tres primeras. El directivo de la empresa destacó además que la puerta de la habitación siniestrada «ha contenido las llamas perfectamente».

Goteo de familiares

Pérez Misuf señaló que el personal de la residencia había actuado siguiendo los protocolos y comentó que Solimar realiza dos simulacros al año para afrontar este tipo de situaciones en los que participan los mismos servicios de emergencia que actuaron anoche, a pesar de que la obligación legal es hacer únicamente uno.

La difusión de noticias sobre el incendio en la residencia provocó que numerosos familiares se desplazaran al geriátrico a lo largo de la mañana para interesarse por lo sucedido y el estado de sus parientes, aunque rápidamente se tranquilizaban al comprobar que el centro funcionaba con normalidad.

«Estaba trabajando y mi hija me ha enviado lo que ha visto por internet y he venido disparada. Ahora me vuelvo disparada a trabajar», comentó una de las personas que se realizó una visita relámpago al complejo de Solimar.