La Ribera Baixa se sitúa en el sector centro-oriental de la provincia de València. Es una comarca litoral en la que dos municipios, Sueca (6,5 km) y Cullera (15,5 km), comparten los 22 kilómetros de línea de costa que bañan su frente marítimo. Comarca de pequeñas dimensiones, su superficie total de 277 km2 está repartida entre 12 municipios, de los cuáles el de mayor tamaño es Sueca (93 km2), mientras que en ocho de ellos sus términos no superan los 20 km2. Limita al norte con l'Horta, al este con la Ribera Alta y al sur con la Safor.

Precipitaciones medias

Las precipitaciones medias anuales indican un régimen de lluvias escasas, cuya media general es 603,9 mm. Estas precipitaciones presentan un rango de distribución alto, de 184,9 mm, que oscila entre los valores bajos de Almussafes (527,5 mm) y los máximos comarcales de Benicull de Xúquer (712,4 mm). Los municipios con precipitaciones más bajas se encuentran en el norte de la Comarca que, de oeste a este, tienen registros inferiores a 600 mm (Almussafes, Sollana y Sueca). Hacia el sur, Corbera, Llaurí y Favara tienen las lluvias máximas, de 649,4, 675,9 y 712,4 mm, respectivamente.

El climograma de Sueca indica un reparto mensual de las precipitaciones con una distribución irregular, con contrastes significativos entre algunos meses. Las diferencias entre ellos son más acusadas en el segundo cuatrimestre del año, pero, sobre todo, en otoño, cuando se alcanzan casi 100 mm en octubre y 80 mm en noviembre. Septiembre y diciembre, con lluvias por encima del resto de meses, presentan valores entre 50 y 60 mm. De enero a mayo se establece un período relativamente regular de lluvias con valores cercanos a 40 mm, alcanzándose los 50 mm en enero. Es durante el verano, en junio, julio y agosto, cuando las lluvias escasamente superan los 20 mm, siendo julio el mes más seco, con valores inferiores a 10 mm.

Las temperaturas medias anuales, sobre 17 ºC, son suaves, mostrando ya la influencia del mar Mediterráneo. Se da una cierta homogeneidad en su reparto municipal, pues la diferencia entre los valores más bajos, en Favara (16,6 ºC), y los más altos, en Fortaleny (17,6 ºC), es de 1 ºC. A excepción de Favara, en el resto de localidades las temperaturas medias anuales son iguales o superan los 17 ºC. En invierno, los registros indican una mayor variabilidad térmica, de 1,3 ºC, marcada entre la mínima de Favara (9,6 ºC) y la máxima de Fortaleny (10,9 ºC). Siete (Albalat de la Ribera, Benicull de Xúquer, Cullera, Fortaleny, Polinyà de Xúquer, Sueca, y Riola), de las doce poblaciones que componen la comarca, tienen temperaturas de enero iguales o superiores a la media comarcal (10,5 ºC); cuatro (Almussafes, Corbera, Llaurí y Sollana) registran mínimas entre 10 y 10,5 ºC, y solo Favara tiene valores inferiores a 10 ºC.

Sistemas de riego

El paisaje que proyecta l'Albufera de València y el marjal tiene su origen en la combinación de la dinámica fluvial de los ríos Túria, Xúquer y los barrancos tributarios, con un conjunto de procesos antrópicos y culturales ligados a cuestiones jurídicas, económicas y técnicas. Estos procesos son los responsables de una organización territorial donde se distingue entre poblamiento concentrado y disperso. Este último se identifica con las alquerías y las barracas; mientras, los núcleos de población han tendido a ubicarse en las áreas de menor riesgo de inundación, pero próximos a sus mayores recursos: la tierra y el agua, y, más recientemente, la playa.

L'Albufera de València y el marjal se presentan como un paisaje antrópico con distintas fases en su configuración, así mientras que durante el Holoceno la dinámica ambiental y el paisaje del humedal estuvieron condicionados por los procesos geomorfológicos, en los últimos siglos, y especialmente en el XIX y XX, han dependido de la acción humana. Dos han sido los modelos que han determinado, desde el siglo XIII, la gestión de este espacio: el piscícola-salinero primero, y el agrícola después.

Tras la expansión de los cultivos de regadío en los llanos aluviales del Túria y del Xúquer, la red de riego se extendió por el marjal y se modificó la hidrología de la Albufera, mediante el proceso de apertura de goles para su comunicación con el mar, garantizando así la inundación y desagüe de un parcelario que había sido diseñado a costa del humedal.

Otros procesos simultáneos fueron el incremento de las entradas de agua dulce al lago por las escorrentías de barrancos y acequias, y la colmatación del vaso de la Albufera por sedimentación y aterramientos agrícolas.