De la fábrica abandonada de Sollana, convertida en un enorme vertedero y sometida al segundo incendio en seis meses, seguía ayer saliendo humo, tal y como comprobó este periódico, pero el Consorcio Provincial de Bomberos declaró por extinguido el fuego a las 10 de la mañana tras 20 días de trabajo. Los profesionales de la extinción dieron por concluida su labor y dejaron de efectuar los controles diarios. Tres semanas después de declararse el siniestro, todavía causa preocupación dado que la combustión se mantiene a fuego lento.

Hasta cuatro veces a lo largo de cada jornada se desplazaba una unidad del parque de bomberos hasta la fábrica para comprobar la evolución del incendio, sometido a una lenta combustión desde hace dos semanas. La magnitud del incendio y su peligrosidad han mantenido en vilo a los habitantes de Sollana. En total han ardido unas dos hectáreas y el volumen de residuos no ha sido cuantificado todavía. La temperatura, en los momentos más álgidos del incendio, podría haber superado los 300 grados en muchos momentos en el interior de la basura acumulada.

Medir la toxicidad del aire

El Centro de Emergencias de la Generalitat está realizando una serie de trabajos para recopilar información sobre la evolución del fuego. Un dron sobrevuela desde el pasado martes el incendio industrial para comprobar el desarrollo del mismo desde que fuera dado por controlado una semana después de iniciarse, el pasado 22 de diciembre, y hasta que ayer mismo el Cuerpo de Bomberos lo diera por extinguido.

La intención de Emergencias no es otra que conocer con mayor detalle todos los datos sobre la zona incendiada a través del vehículo aéreo no tripulado. Entre sus misiones, la más importante, sobre todo para los vecinos de Sollana, es comprobar la evolución del fuego y medir la toxicidad del humo que está generando, siempre teniendo en cuenta que los informes irán a manos del cuerpo de Bomberos, que tiene potestad de actuación sobre el siniestro. En ningún momento se ha tenido que declarar alerta por emergencias. La información que suministra el dron busca controlar y evitar posibles impactos del incendio sobre el ecosistema con el objetivo de que fuego no cause ningún daño medioambiental. Las autoridades del Consell valoran como principal logro que el incendio no haya contaminado el Parque Natural de la Albufera ni afectado al vecindario.

El «efecto carbonera»

En este momento el incendio vive lo que se conoce como «efecto carbonera», es decir se va consumiendo desde su propio interior. Ayer mismo los bomberos dejaron de controlar el foco del incendio. Ya no acudirán cuatro veces al día, como venían haciendo hasta ahora. Unas labores que, al menos inicialmente, sí que realizaran los miembros de la Policía Local de Sollana, que han decidido mantener de sus labores de vigilancia de la zona.

A pesar de haber sido declarado extinguido, el propio consistorio sollanero seguirá en guardia. Tal y como confirmó ayer el alcalde en funciones, Juan José Martínez, el ayuntamiento «va a seguir en contacto tanto con Emergencias como con los bomberos y la conselleria de Medio Ambiente para evitar que el mismo se reproduzca y buscar, en caso de necesitarse, soluciones al mismo. Nuestro deber es velar por los intereses de los vecinos de Sollana», precisó el primer munípice.