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El consorcio reduce el rechazo que va al vertedero al separar combustible para cementeras

La planta de Guadassuar deriva residuos no reciclables para su «valorización energética» y reduce costes Se prevé alcanzar unas 10.000 toneladas al año

Tramo de la planta en la que se realiza la selección. vicent m. pastor

El Consorcio de Residuos Ribera-Valldigna ha empezado a desviar para su uso como combustible alternativo en hornos de cemento un tipo de residuo que no se puede reciclar y que, hasta ahora, tenía el vertedero como destino en forma de rechazo.

La planta de tratamiento de Guadassuar separa para este fin tanto plásticos de uso doméstico, el denominado plástico filme, como textiles sucios, algunas maderas y la fracción de papel que entra mezclada con los residuos sólidos urbanos para su «valorización energética», ya que tienen un alto poder calorífico que se puede transformar en un combustible alternativo, según explicó la gerente del consorcio comarcal, Eva Fornes. Este uso evita que los residuos acaben en el vertedero, lo que implica un coste, ya que el ente que gestiona la basura que se genera en la Ribera y la Valldigna paga por un precio por tonelada vertida.

Fornes comentó que el uso como combustible de estos residuos está contemplada en la autorización ambiental que el consorcio obtuvo en en 2015 y ha empezado a ponerse en práctica con la expectativa de alcanzar entre 8.000 y 10.000 toneladas al año. A razón de un precio aproximado de 70 euros que se paga actualmente por tonelada que se envía al vertedero, el ahorro anual alcanzaría los 700.000 euros. «Hay que trabajar para optimizar tanto la gestión, es decir, reducir el rechazo que va al veredero como, desde el punto de vista del ciudadano, optimizar la tasa que está pagando», incidió la gerente del consorcio comarcal. «Forma parte del contrato de explotación, no nos pagan, pero nosotros no tenemos que pagar por ir al vertedero», comentó.

Fornes realizó un llamamiento para que los ciudadanos realicen un mayor uso de los contenedores de ropa. «Normalmente llega a la planta un 6 o un 7 % de textil, que al final es un 6 o un 7 % de lo que la gente paga. El mes de mayo, posiblemente como consecuencia del cambio de temporada, se convirtió en un 10 %. El 10 % de lo que se pagó aquí -la planta de tratamiento de Guadassuar- es por algo que no tiene ningún tipo de valorización cuando está sucio mientras que si está limpio tiene muy buenas opciones de valorización, de reciclado, de reutilización».

La gerente del consorcio señaló que aproximadamente la mitad de este tipo de residuos correspondería a plásticos y el 50 % restante a las otras fracciones. «Los plásticos son reciclables en tanto en cuanto se puedan separar por tipos, pero hay algunos como el plástico filme -una bolsa de basura- que cuando viene del residuo doméstico tiene un grado de humedad muy grande, está sucio y, ahora mismo, no tiene mercado», indicó Eva Fornes, mientras señalaba que el proceso de selección que se realiza en la planta de Guadassuar permite la reutilización de estos materiales como combustible en hornos de cemento. La gerente destacó que, en la medida que se produce un ahorro en los gastos del consorcio al reducir el rechazo que se deriva al vertedero, éste se podrá repercutir en la tasa de tratamiento que pagan los usuarios del servicio.

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