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«La etiqueta de pintor de los famosos no es la publicidad que yo querría, pero me ayuda»

«Sé que mi carrera artística va muy rápido, ha sido todo de repente, pero a la vez sigo siendo el mismo»

El pintor Jordi Machí posa en un banco de la plaza Mayor de Alzira. vicent m. pastor

Miguel Bosé, Ryan Gosling, David Guetta... ¿Qué tiene su pintura para poder contar con modelos tan populares?

Mi pintura no tiene nada especial. El mundo del arte es complicado, es un mundo de contactos y de saber entrar bien, caer bien. Tengo un cliente americano que me compró unos cuadros. Con el tiempo hago amistad con él, me invitó a ir a EE UU y allí me propone hacer colecciones para él. Sus amigos de siempre es gente de Hollywood, productores... está muy bien relacionado y lo primero que me sale en EE UU es el rapero Kanye West, el marido de Kim Kardashian. Me dicen que una de las obras de una colección iba a ser para él. A raíz de eso, la hermana de Ryan Gosling, a través de un contacto, encarga un retrato suyo y de su perro que había muerto. Todo es una red de contactos, es necesario el talento pero.....

Si no gustara su obra no le contratarían.

Claro, hay mucha gente con talento, pero también hay que tener ciertas habilidades sociales para saber aprovechar las oportunidades, que no es fácil. Yo he trabajado muy duro, pero entrar bien a los sitios es muy importante y, sobre todo, cuando haces algo tienes que darlo todo, dar el 100 % en todos los aspectos, y así luego te vuelven a llamar.

La pintura en directo como el retrato de David Guetta o el de Miguel Bosé en televisión, ¿añade presión a su trabajo?

Sí, añade presión y requiere de un esfuerzo mental tremendo. Tienes que tener muy claro lo que va pasar en el cuadro y adaptarte al tiempo, ir rápido. Además, suelen ser retratos, que es de lo más complicado que hay. En los primeros momentos hago un boceto que me trabajo mucho para que tenga un parecido y capte la esencia del retratado. Y después ya, el hecho de pintar con colores, que es la parte en que más se disfruta. Pierdes en detalle y elaboración, pero la pintura rápida gana mucho en frescura, estás suelto y no tienes tiempo a equivocarte. Y si te equivocas se va a quedar ahí.

Algunas publicaciones le han incluido incluso entre los mejores artistas contemporáneos vivos. ¿Dónde reside su secreto?

La verdad es que no sé muy bien como llego a algunas publicaciones como esas. De hecho, cuando lo vi, no sabía muy bien cómo había pasado y estuve dos semanas sin publicar esa información. Es una sensación de, ¡guau!, qué bien, pero también con mucho respeto hacia maestros de la pintura española que son maestros para mi, están vivos y tienen una trayectoria mucho más amplia que yo.

La etiqueta de «pintor de los famosos» que le han atribuido, ¿le abre puertas o más bien las cierra?

De todo un poco. Es otro tema que me supuso un enfrentamiento con los «haters» de internet. De repente te ponen este titular de prensa, totalmente sensacionalista, y ¡ostras, qué fuerte! Pero no me di cuenta de la repercusión hasta que contacta conmigo una crítica de arte y me comenta que me estaban criticando mucho en internet por este titular. Empecé a ver los comentarios y eran todos destructivos. Piensas que te habrá hecho daño, pero realmente me ayudó porque, de repente, se estaba hablando de mi en los círculos de arte. Pero yo sólo había ido a pintar. Estamos en una época en que todos somos trabajadores y no me parece ningún sacrilegio hacia el arte ir contratado y pintar en directo. Al final me ha ayudado más. No es la publicidad que yo querría, porque soy un pintor intimista, pero me hace publicidad y la publicidad es buena para un artista.

¿Es más fácil vivir del arte en Estados Unidos que en España?

Sí, en EE UU los sueldos son muy altos y la gente que tiene un buen empleo tiene unas posibilidades mayores de gastar en arte. Aquí no hay una cultura de comprar porque los sueldos no permiten a mucha gente llegar a cierto tipo de arte.

Abrió el año con una exposición en la Casa de Vacas, en el parque del Retiro de Madrid, ¿es un buen augurio para 2019?

Seguro que sí, seguro. Fue increíble teniendo en cuenta que está considerada como una de las mejores salas expositivas de España, reservada para artistas consagrados y que encima tiene una agenda completa de dos años... imagina. Exponer en Madrid dentro del parque del Retiro es un privilegio que no me hubiera podido imaginar hace unos meses.

Ni con su proyección...

Sé que estoy teniendo una carrera muy acelerada, pero interiormente todo es novedad para mi. En el Retiro me paraban, en mi pueblo me paran, me suena aún un poco raro, es como que no te lo crees. Ha sido todo de repente, pero también ha supuesto cierto agobio, sobre todo en redes sociales y llamadas. Estoy teniendo etapas que necesito apagar el móvil dos o tres horas al día porque estresa. Soy consciente de la rapidez con que va todo, pero a la vez sigo siendo el mismo.

¿Cómo logra esa proyección internacional con tan sólo 35 años?

Yo acabé la carrera y trabajé cuatro años en la noche de Madrid, pero de producción artística prácticamente cero. Fue a raíz de un viaje de vacaciones a Beirut donde, por casualidad, conozco a un galerista con el que entablo una amistad. Me pide ver obra, se la enseño y no me dice nada, pero a los dos meses me llama y me ofrece exponer allí. Preparo una exposición y al año siguiente estoy allí. En Líbano también hay grandes desequilibrios sociales, el que tiene dinero tiene mucho dinero. Te juntas en este círculo de gente con dinero, llego con la exposición y en la inauguración se vende toda la obra. ¡Guau!, qué es esto. Y a raíz de ahí empiezo a hacer una red de contactos y clientes que me va llevando a más exposiciones y más clientes.

¿Se siente más reconocido fuera que en casa?

Hoy por hoy no. Nadie es profeta en su tierra, pero cuando empiezas a tener éxito en el extranjero y llegan las noticias empiezan a mirarte con otros ojos.

Vd. se define como un amante del retrato. ¿Es su especialidad?

No diría que es mi especialidad, yo diría que es lo que más me apasiona dentro de la figuración. Yo soy un pintor figurativo, siempre digo que soy un pintor figurativo por instinto, porque creo que es un instinto de los seres humanos desde que en las cavernas nos representamos a nosotros mismos. Es una conciencia de nuestra existencia, y dentro de la figuración, el retrato es para mi la forma de expresión pictórica más fiel al alma y es algo que me apasiona. Cuando pinto un retrato lo hago con pasión y estoy sintiendo a la otra persona, pero estás viendo el interior de esa persona y es fascinante.

Le gusta experimentar. ¿Hacia dónde evoluciona su pintura?

Como pintor figurativo intento descomponer la figura. Mi visión se va convirtiendo en bloques y me gustan las pinceladas grandes, intento huir del detalle porque el resultado me resulta demasiado relamido. Es un proceso de desestructuración de todo lo que es la figura. No sé donde llegaré, porque la evolución de un artista es constante y pobre de aquel artista que se quede siempre haciendo lo mismo. Yo necesito evolucionar siempre, no sólo en la pintura sino también como persona. Es una necesidad.

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