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Sant Vicent predicó en Alzira

Aureliano Lairón destaca la influencia que ejerció el dominico en la ciudad

Sant Vicent predicó en Alzira ARCHIVO A. ROVIRA

Diferentes historiadores y hagiógrafos especialistas en la vida y obra del santo valenciano más universal, San Vicente Ferrer, dieron a conocer sus investigaciones en el marco del XVIII Simposio de Teología Hispánica, que conmemoraba el sexto centenario de la muerte del predicador dominico.

Junto a los mejores especialistas en la figura de san Vicente, como el dominico Alfonso Esponera, catedrático de Historia de la Iglesia, los doctores Vicente Botella Cubells, también dominico, y Miguel Navarro Sorni, intervinieron en el congreso, al que tuvimos la dicha de asistir, los prestigiosos profesores Bernard Hodel (Suiza), Gennaro Toscano (Francia), Giovanni Calcara (Italia) y Francisco Gimeno Blay (València). Fueron numerosas las comunicaciones que se presentaron por parte de historiadores, hagiógrafos y estudiosos de España (Madrid, Barcelona, Toledo?) y del extranjero (Argentina, Estados Unidos, etc?) y mayoritarias las de investigadores valencianos, algunos muy conocidos como Antonio López Quiles o Javier Serra Estellés.

Por pillarnos más de cerca y vincular al santo valenciano con la capital de la Ribera del Xúquer, daremos cuenta de la intervención en las jornadas del historiador, archivero municipal y cronista oficial de Alzira, Aureliano Lairón. Fue el único de los participantes que se expresó en valenciano, la lengua en la que siempre se dirigió a sus oyentes San Vicente. Y el título del trabajo que presentó fue «Vicent Ferrer a Alzira. Un exemple de la influència del dominic en l'adopció de disposicions sobre moralitat pública».

Tras dar cuenta del itinerario que llevó a san Vicente a predicar por Castilla, Murcia y los territorios de la antigua Corona de Aragón y señalar la influencia que ejerció a finales del siglo XIV y durante los tres primeros lustros del siglo XV, Aureliano Lairón centró su intervención en Alzira, unas de las principales poblaciones del antiguo reino de Valencia por aquellas fechas, y lo hizo documentando la presencia del santo en la villa a través de la noticia que proporciona el Libros de Actas Municipales de 1410.

Lairón nos hizo imaginar por unos instantes al predicador bien en el interior del principal templo de la villa, el de Santa Catalina, bien en la Plaza Mayor, la contigua a esa misma iglesia, y señaló que la homilía u homilías que pronunció el que sería santo a partir de 1455, tuvieron que ver con los acuerdos que poco después de la predicación del dominico tomaron las autoridades de la localidad, que tuvieron que ver con dos de los Mandamientos de la Ley de Dios: la lujuria y el mal uso del nombre de Dios. Esto es sobre el uso incorrecto del nombre de Dios y la deshonestidad de las mujeres que se dedicaban a ejercer la prostitución en los hostales de la villa. El justicia y los jurados de Alzira tuvieron necesidad, a raíz de la predicación del santo, de establecer nuevas ordenanzas municipales al respecto sobre los temas indicados.

Señaló Lairón, que con anterioridad a esa visita, el predicador ya había estado en 1409 en el monasterio jerónimo de la Murta, alzado apenas unos años antes, donde volvió en febrero de 1413 tras unos días en que predicó en los pueblos de la Valldigna.

La devoción a San Vicente Ferrer, según destacó Lairón, arraigó en la villa en el siglo XVIII, al extremo de que las autoridades municipales determinaron en 1734 que se le hiciera fiesta cada año ya que era el patrón del reino y se le consideraba «patrón menor de la villa». Alzira hizo construir una pequeña imagen de plata (robada a finales del siglo pasado) y los horneros de la villa lo tuvieron por especial protector. En 1844 la villa suprimió su fiesta, que fue recuperada años más tarde. Desde el 10 de abril de 1961 la parroquia de Santa Catalina cuenta con una reliquia del santo y en junio de 1981 la ciudad recibió el relicario de plata con el brazo del santo.

Citando a Pierre-Henri Fages, Lairón dio cuenta del «milagro del asno herrado», que dijo que no es cierto por anacrónico. Ya el escritor Blasco Ibáñez en su novela «Entre Naranjos» dio cuenta del mismo. Corresponde a las palabras pronunciadas por el dominico en las inmediaciones del antiguo puente de San Agustín, que unía la villa con el arrabal. Tras el enfado de San Vicente por haberle cobrado el herrador el trabajo de su borriquilla, pronunció la frase: «Algun dia diran, ací estaba Alzira». La leyenda asegura que el patrón alcireño, le contó desde el casalicio: «No mentres Bernat estiga», cosa que no pudo suceder porque Ferrer vivió entre los siglos XIV y XV y el casalicio con la imagen pétrea de nuestro patrón no se erigió hasta el siglo XVIII. Y es que así se escribe la historia. Blasco Ibáñez lo argumentó como un mero recurso literario.

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