Aquello de que «nadie es profeta en su tierra» está lleno de insatisfacciones, soledad y sufrimiento. En silencio en la mayoría de las ocasiones pero prácticamente en un ingrediente ineludible del éxito. Son múltiples los ribereños que han tenido que salir al extranjero durante la crisis económica para poder trabajar y ser reconocidos (tanto laboral como económicamente) en sus diferentes campos. También en el deporte. Bien lo sabe Yannick Pardo, perteneciente a la magnánima saga de los Pardo de Alzira, vinculados desde hace décadas al rugby español. El pequeño de la familia tuvo que salir pronto del «nido» para poder hacerse un nombre en el duro mundo del deporte ovalado, que crece en España pero encuentra su enclave idílico en el país vecino, en Francia.
Yannick Pardo, surgido de la escuela del RC Alzira, acumula con veintidós años una trayectoria brillante. De Alzira marchó al VRAC Quesos Entrepinares de Valladolid, equipo más laureado de la División de Honor española en lo últimos años. El ribereño fichó después por el CS Nontronnais de Nontron (Francia), la temporada siguiente por el USON Rugby de Nevers, ciudad de la Borgoña francesa, equipo de la categoría Fédérale 1 francesa, cuyo nivel sería superior a la División de Honor española. Y es que en Francia se respira el rugby y se encuentran allí algunos de los campeonatos más competitivos del mundo.
Finalmente, esta temporada el alcireño ha recalado en el Céret Sportif, localidad francesa cercana a la frontera con La Junquera, cuyo equipo milita también en la Fédérale 1, donde llegó con una lesión en la mano que no le permitió hacer la pretemporada con normalidad, aunque ahora, una vez recuperado, se ha ganado la titularidad. De hecho, es protagonista en los medios de comunicación del país vecino por su importante papel en el organigrama deportivo del equipo. Los éxitos en Francia han permitido al seleccionador nacional, Santiago Santos, seleccionar a Pardo para el combinado absoluto.
