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Flores, música y pólvora llenan la calle

? Decenas de miles de personas participan en las multitudinarias ofrendas ? El alcalde de Alzira participa otro año como «vestidor» de la Virgen ? La lluvia aparece pero apenas trastoca el programa festivo ? Atronadora mascletà de Zarzoso

Flores, música y pólvora llenan la calle

Pasaban unos diez minutos de las seis de la tarde cuando la imagen de Sant Josep, al son de las notas del pasodoble Febrer, hacía su entrada en la Plaça Major de Alzira para colocarse junto a la Mare de Déu del Lluch, patrona de la localidad. Empezaba así uno de los actos más emocionantes de las fiestas: la Ofrenda de Flores, que como cada año representa la vertiente más devota de la fiesta, entendida desde el prisma religioso pero también independiente del fervor católico. La ofrenda es un ritual. Y a pesar de ser uno de los actos más multitudinarios, con decenas de miles de participantes „falleros o no„ por toda la comarca, es al mismo tiempo uno de los momentos más íntimos para asistentes y espectadores. El manto floral que rodea las imágenesde Mare de Déu, sea del Lluch, dels Desamparats, del Castell o d'Aigües Vives entre muchas otras, simboliza un acto de gratitud, de esperanza, de pertenencia y de valencianía.

Pasaban unos minutos de las seis de la tarde cuando la Ofrenda arrancaba también en Carcaixent, tras un paseo desde la avenida Joan XXIII hasta el Passeig en el que aguardaba la imagen de la Mare de Déu d'Aigües Vives. Más o menos al mismo tiempo, el Parc Central de Almussafes vivía lo propio; también Alberic, con la imagen de la Mare de Déu del Roser en la Plaça de l'Ajuntament. Falleros y falleras de Cullera, Sueca, l'Alcúdia... desfilaban, separados en espacio pero sincronizados en tiempo y sentimiento por las calles de sus municipios. Un poco antes, a las cuatro y media, la Mare de Déu dels Desamparats de Alginet había vivido la Ofrenda más temprana en la Ribera „con el permiso de Real, que celebró todos los actos de sus Fallas con una semana de antelación„. En total, alrededor de 15.000 personas de toda la comarca, miembros de comisiones de la mayoría de poblaciones de la Ribera, participaron con sus obsequios.

La Ofrenda de Alzira, la más duradera por el gran número de comisiones que participan, logró recortar ayer su duración. Acabó antes de las 21:25 horas y contó otro año más con la participación del alcalde, Diego Gómez, que desde hace cuatro años aparca su representación institucional para participar como voluntario en la recogida de los ramos de flores.

Un estallido de 85 kilos

Las pocas gotas que cayeron por la mañana no sirvieron ni para dar el susto, a pesar de que algunas falleras echaron mano del paraguas para evitar que la humedad estropease el trabajoso peinado. Para cuando la mascletà de Alzira disparó su primer petardo, el sol ya imponía su ley en el cielo de la Ribera. Fue una mascletà potente, cuyos 85 kilogramos de pólvora provocaron un terremoto final de los que se graban en la memoria al recordar la fiesta. Era la primera vez que la Pirotecnia Zarzoso disparaba en Alzira, y el coheter Javier Rovira agradeció los enfervorizados aplausos con los que el público les despidió: «Venir por primera vez y que salga todo tan bien... Ha sido espectacular», declaró.

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