Un espectacular despliegue del Cuerpo Nacional de Policía en el que participaron decenas de agentes permitió requisar ayer alrededor de 2.000 plantas de marihuana en siete invernaderos localizados en el barrio de l'Alquerieta y desactivar 22 conexiones ilegales a la red eléctrica que disparaban el consumo en esta zona de la ciudad. La operación comenzó de madrugada y se centró en el extremo derecho del barrio, el entorno de la plaza Menéndez Pelayo y las calles Alonso de Ojea, Juan de Garay, Núñez de Balboa y Juan Sebastián el Cano, entre otras. El dispositivo contó con la participación de dos grupos de la Unidad de Intervención Policial (UIP), que entraron al asalto en tres inmuebles ante la sospecha de que albergaban plantaciones de marihuana. En otros, los propietarios franquearon el paso de forma voluntaria a los agentes para que realizaran el oportuno registro. Algunas fuentes estimaron en torno a una veintena las casas registradas en la mañana de ayer entre viviendas y otro tipo de construcciones no residenciales. Como consecuencia de los registros se detuvo a un varón de 46 años y origen español. La investigación sigue abierta y no se descartan nuevos arrestos.

El barrio de l'Alquerieta amaneció ayer literalmente tomado por agentes de la Policía Nacional. Un nuevo dispositivo contra el tráfico de drogas y, en particular, contra el cultivo de marihuana y la defraudación de fluido eléctrico en el que participaron varias decenas de agentes se desplegó de madrugada para sorpresa de los residentes -o no tanta sorpresa, ya que la policía realizó el año pasado dos redadas similares en la barriada- formando un amplio cordón. Las fuerzas de seguridad mantienen desde hace meses una fuerte ofensiva contra el cultivo de marihuana. Cabe recordar los sucesivos dispositivos realizados por la Guardia Civil en la Troneta de Alberic o, más recientemente, en los barrios de Villarrubia y el Cortijo de Carlet, en los que se han desmantelado decenas de conexiones ilegales a la red eléctrica.

En la redada de ayer, los agentes acompañaron a técnicos que procedieron a desconectar de la red los enganches de inmuebles que carecían de contrato y, en una segunda fase, aquellos en los que se había detectado un consumo muy elevado. Fuentes consultadas cifraron en 22 las conexiones ilegales desmanteladas. Por su parte, fuentes de Jefatura detallaron que la operación había permitido desmantelar siete plantaciones de marihuana con sus respectivos enganches ilegales y que se habían intervenido 1.825 plantas, una bolsa con 12.000 euros y todos los componentes eléctricos necesarios para favorecer el crecimiento de las plantas en estos invernaderos como lámparas y ventiladores, entre otros.

Cabe señalar que en algunos de los inmuebles los propietarios facilitaron el paso a los agentes mientras que, según algunos testimonios recabados, en al menos tres los integrantes de la Unidad de Intervención Policial, tras recabar la oportuna autorización judicial, forzaron la puerta para facilitar el registro y, en todos los casos, localizaron plantas de marihuana. De los siete invernaderos localizados el mayor contaba con cerca de mil plantas.