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La «vivienda saludable» ya se diseña en Cullera

? El arquitecto cullerense Antonio Giner apuesta por la introducción de nuevas tecnologías que mejoren el ambiente interior ? La OMS cifra en dos millones las muertes anuales por la baja calidad del aire de las casas

Proyecto de Antonio Giner para una vivienda unifamiliar «saludable» ubicada en Cullera. levante-emv

Aunque son habituales las noticias sobre los problemas de contaminación atmosférica de algunas ciudades, la Calidad del Ambiente Interior (CAI) de las viviendas es peor aún que la del ambiente exterior, lo que resulta cuanto menos preocupante si pensamos que en el interior de los edificios transcurre más de la mitad de nuestras vidas. Para solucionar estas situaciones, el arquitecto cullerense Antonio Giner propone buscar el equilibro entre lo natural y el bienestar. «Una nueva estrategia en la elección de materiales de construcción, la utilización de ventilación de doble flujo y la elección de plantas adecuadas harían mucho más saludables nuestros interiores», introdujo Giner. La OMS ha cifrado en dos millones anuales el número de muertes en el mundo atribuibles al CAI, y además ha clasificado este fenómeno como el décimo factor de riesgo evitable en importancia para la salud.

Los potenciales contaminantes son diversos: derivados de la combustión, hongos surgidos por la falta de ventilación, gases y compuestos orgánicos volátiles. Estos últimos tienen una elevada presencia en nuevas construcciones y rehabilitaciones ya que están presentes en la composición de resinas, barnices, pinturas para tratamiento de muebles, moquetas, alfombras, etc. Los efectos varían en función del tipo de compuesto, aunque, de manera general, se considera que el 80% de estos COVs son potenciales irritantes de piel, ojos y tracto respiratorio y el 25% podrían ser cancerígenos.

«La mejor respuesta a esta situación debería pasar por conseguir un diseño de las casas que haga no solo bellas sino más saludables mediante una nueva gama de materiales, acabados de muebles, pinturas, barnices y aislamientos», defiende Antonio Giner. La ventilación, desde la perspectiva de Giner, debería aportar un volumen suficiente de aire que diluya los contaminantes hasta niveles inferiores a los considerados perjudiciales para la salud.

Demasiado dióxido de carbono

En espacios abiertos, es decir, en el exterior, los olores, humedad y dióxido de carbono generados por las personas no inciden en la composición y contaminación ambiental; sin embargo, en un ambiente o recinto cerrado su efecto se empieza a notar inmediatamente, lo cual obliga a su imprescindible renovación o ventilación. El aire respirado contiene un 16 % oxígeno y un 4% de dióxido de carbono. Esta última concentración de CO2 es considerada muy elevada, ya que a partir del 5% se produce una notable aceleración del ritmo respiratorio y al llegar al 10% nos situamos en un límite crítico.

«En ocasiones, la necesidad de ventilar estos espacios cerrados entra en contradicción paradójicamente con la también urgente necesidad de ahorro energético en las viviendas», dibuja Giner. Para diluir no solo el dióxido de carbono sino también los compuestos orgánicos volátiles se aconseja la ventilación de doble flujo frente al sistema de flujo simple, empleado en la mayor parte de las viviendas desde 2006. Con esta opción, el aire exterior penetra por las ventanas y se extrae mecánicamente desde aseos y cocina. Las renovaciones del aire interior son ajustadas porque todo aumento de ventilación provoca evacuar al exterior aire acondicionado, con el consiguiente gasto energético.

Con el sistema de doble flujo, antes de ser expulsado, el aire acondicionado viciado cede su temperatura al pasar por un recuperador, un frío o calor que va a renovar el aire interior o diluir sus componentes nocivos. Así, la ventilación es la misma, pero no se da esa merma de ahorro energético que sufre el sistema de flujo simple. Giner ya ha implantado este nuevo tipo de ventilación en diversas viviendas de Cullera.

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