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Análisis

El reto de consolidar las grandes ciudades

Compromís aspira a mantener alcaldías de la relevancia de Alzira, Sueca, Carcaixent o Carlet tras los buenos resultados de 2015

Acto de presentación de candidatos de Compromís celebrado en Alzira. vicent m. pastor

Que Compromís haya adoptado el lema «imparables» no es baladí. En muy poco tiempo ha pasado de ser una fuerza política con escaso peso en la gran mayoría de los ayuntamientos a formar parte de un buen número de gobiernos, ya sea en solitario o en coalición, principalmente con el PSPV. En las próximas elecciones municipales aspiran a todo, pero sobre todo a conservar las alcaldías que ahora ostentan. Un reto nada sencillo pero no imposible.

Si bien es cierto que uno de los integrantes de la coalición, el Bloc, es una formación con amplia tradición en la política local, en la gran mayoría de los ayuntamientos ejercía un papel testimonial. Eran otros tiempos, una época en la que el bipartidismo estaba a la orden del día. Bien es cierto que bajo las siglas del Bloc, o incluso antes con la marca UPV, logró alcaldías en Sumacàrcer o Manuel y, en ocasiones en fusión con otras fuerzas, los nacionalistas ostentaron algunos gobiernos a finales del pasado siglo. En 1999, Alfred Gregori (EU) gobernaba en Villanueva de Castellón (y mantuvo la vara de mando varias legislaturas aunque sus siglas cambiaron). Aquel año también fue alcaldesa Mati Ferrà en Benifaió (compartió la alcaldía con el PSPV y en su trayectoria llegó a ejercer como presidenta de la Mancomunitat) y Josep Chaqués en Almussafes.

Progresiva expansión

En 2007, Joan Baldoví entró a gobernar en Sueca y en Almussafes, un pacto con el Partido Popular aupó a Albert Girona a la alcaldía. El propio Girona se mantuvo como munícipe en 2011 y ese mismo año Jordi Vicedo se hizo con la vara de mando de Corbera. Por aquel entonces, ya con las siglas de Compromís.

No obstante, el verdadero punto de inflexión se produjo en 2015. En una Comunitat Valenciana y una Ribera con amplia representación del Partido Popular, los múltiples casos de corrupción y una aguerrida Mónica Oltra llevaron a la coalición naranja a unas cotas electorales que no se habían visto hasta el momento. Tras aquellos comicios, Compromís pasó de dos a más de una decena de alcaldías. Corbera se mantuvo, aunque se perdió Almussafes. Con todo, se hizo con el poder en las principales localidades de la comarca, como Alzira, Sueca, Carcaixent o Carlet. También en Favara, Alfarp, Alginet, Carcaixent, Villanueva de Castellón, Guadassuar, la Barraca d'Aigües Vives, Manuel y Senyera. Incluso se incorporó, a través de pactos, a gobiernos como el de Cullera, l'Alcúdia, Sollana o Catadau. Cabe recordar que algunas de aquellas alcaldías han variado en virtud de los pactos de gobierno alcanzados en cada localidad.

Compromís afronta, por tanto, su reto más grande hasta la fecha. Nunca antes había gobernado en tantos ayuntamientos de la comarca (está en el ejecutivo de casi uno de cada cuatro consistorios). En estas elecciones, en las que surgen nuevas formaciones en la derecha y el voto se puede fragmentar sobremanera, debe demostrar si es flor de un solo día o ha llegado para quedarse y ser un partido de gobierno fuerte y consolidado.

A su favor cuenta, por su puesto, la experiencia ganada durante esta legislatura. Cabría esperar que si la ciudadanía confió su apoyo a un grupo de personas que antes jamás había gobernado, ahora repita una vez haya comprobado sus virtudes (aunque no se puede descatar lo contrario si, en contraposición, la experiencia no ha sido grata para la localidad). Las alcaldías se pierden, no se ganan.

Otra de sus bazas de cara a los próximos comicios es que Compromís se ha ganado, en cierta manera, la imagen de un partido cercano. Algunos de sus alcaldes (y ahora alcaldables), se han granjeado, antes incluso de esta legislatura, el favor de la ciudadanía. Pero dicha condición se aprecia si se analizan los resultados de las elecciones generales y de las autonómicas. Para el gobierno nacional, en muchas localidades se priorizó el voto a formaciones como el PSOE o Podemos. Mientras que para dirigir el Consell, Compromís obtuvo muchos más apoyos. Un comportamiento que da a entender que se considera un partido «más útil» en la Comunitat que en el conjunto del Estado. Sin ir más lejos, fue la fuerza más votada de las autonómicas en 27 localidades de la comarca.

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