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Cullera sale de la UVI y marca el camino de la recuperación

El gobierno del PSPV y Compromís logra superar la grave crisis financiera del ayuntamiento La gestión social ha merecido elogios

Nuevos espacios peatonalizados en el casco urbano promovidos por el nuevo gobierno. j, gimeno

Al margen de toda disputa partidista, cabe reconocer que Cullera se ha convertido en un un símbolo de recuperación económica, social y política en los últimos cuatro años. Y por encima del mérito que puedan merecer los gestores del PSPV y Compromís que han logrado recobrar el pulso de un ayuntamiento que había ingresado en la UVI financiera, resulta necesario subrayar la pésima herencia recibida para no restar ni un ápice de importancia a la gesta y comprender el escaso protagonismo alcanzado por la oposición durante la legislatura, especialmente por el temor instalado en el PP a que le recordasen su pasado y por la propia descomposición interna de un partido que, finalmente, ha acabado renovándose para superar el trauma.

La profundidad de la debacle sufrida por el PP en 2015 permitió a un joven Jordi Mayor bordear la mayoría abdoluta. Los populares perdieron seis de sus once concejales. Eso lo explica todo. El electorado castigó con crudeza la gestión de Ernesto Sanjuán y le otorgó un cheque en blanco a la izquierda para que gobernara con comodidad durante cuatro años. El pacto establecido con Compromís garantizó la estabilidad pero no las facilidades. El cheque estaba sin fondos.

De la magnitud de la quiebra técnica del consistorio hablan las cifras. La deuda municipal llegó a superar en 2012 los 40 millones de euros, un 151% del presupuesto municipal. Los ajustes impuestos para enderezar la economía municipal tuvieron que ser brutales justo en el peor momento de la historia: en un escenario de crisis económica desconocida que comprometía los ingresos y eternizaba el pago a los proveedores. En algunos casos, los empresarios tardaron años en cobrar. Hoy la deuda ya está muy por debajo del tope legal tras pagarse 6,3 millones de euros en préstamos y las facturas pueden pagarse en un plazo medio de diez días.

Y junto a la recuperación económica, el gobierno municipal ha realizado grandes esfuerzos para contener otra de las grandes sangrías provocadas por la crisis: la pobreza, cuyo avance dejó en la estacada a muchas familias. La respuesta del ayuntamiento ha sido también en este caso ejemplar. Cullera se ha convertido en el sexto municipio de España y en el primero valenciana en inversión en Servicios Sociales al gastar una media de 204,58 euros por habitante. Ha sido premiado por ello. Gran parte del mérito se debe a la concejala responsable del área, Francesca Ortiz, quien introdujo al llegar al cargo una filosofía que planteaba la intervención de la Administración Pública como una obligación para alcanzar la Justicia Social, que imponía la dignidad en el trato a los afectados y que desterraba los tópicos asociados a la caridad tradicional.

En este apartado, también merece destacarse la importante inversión destinada a la reforma de la residencia municipal de la Tercera Edad, salvada del cierre gracias a los 600.000 euros que inyectó el Consell.

En una ciudad turística, la gestión urbanística también cobra especial relevancia. La principal incógnita que cabe despejar, el modelo que se implantará en el denominado Manhattan, el codiciado solar situado junto a la desembocadura del Xúquer, no se ha resuelto. El ayuntamiento está empeñado en introducir criterios de sostenibilidad, aunque el diseño no divergirá mucho del que se aprobó para evitar el pago de multimillonarias indemnizaciones a los dueños de los terrenos.

Justo en esa inmensa parcela se asienta cada verano el festival de música electrónica que ha proyectado el nombre de Cullera a todos los confines. El Medusa Sunbeach ya es el espectáculo musical que atrae a mayor número de espectadores en España. La reorientación del modelo turístico también ha traído consigo otros alicientes como la organización de más eventos todo el año para desestacionalizar la llegada de visitantes y el impulso de la marca 'Paella de Cullera', para reforzar el atractivo gastronómico.

El gobierno local ha potenciado también la gestión cultural, racionalizado el área urbanística y dado gran relevancia al departamento de Comunicación. Con estos mimbres, ha avanzado sin grandes críticas de la oposición. Hasta para buscarse polémicas se han bastado ellos mismos sin necesidad de que nadie les azuzara desde fuera. La principal distorsión ha protagonizó el edil Marc Joan, obligado a apartarse primero del gobierno local durante unos meses tras ser pillado en un control de alcoholemia y forzado a dimitir después al ser involucrado por la Guardia Civil por participar supuestamente en la quema de dos banderas nacionales.

Ahora, dos candidaturas de derechas y cuatro de izquierdas decidirán el domingo qué rumbo toma una Cullera revitalizada.

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