El gran arraigo que las fiestas de Moros y Cristianos han conseguido en la Pobla Llarga tendrá también, a partir de ahora, reflejo institucional. La Conselleria de Turisme ha reconocido estas celebraciones como Bien de Interés Turístico Local después de aceptar las alegaciones que se tramitaron desde el municipio. Un reconocimiento que le da más «empaque» a los actos festivos, según destaca la alcaldesa, Neus Garrigues. El título llega justo al cumplirse cuarenta años de la aparición de la primera comparsa de la Pobla Llarga, en 1979.
Se trata de un proyecto en el que la concejal de Fiestas, Sonia Bellver, ha trabajado desde el inicio de la legislatura. «Lo llevábamos en el programa electoral, y se puso a trabajar en ello desde el principio. Ha sido un esfuerzo enorme, junto a la Junta de Fiestas y las propias comparsas», resumía Garrigues sobre el proceso para obtener el reconocimiento. La documentación reunida a lo largo de toda la legislatura se presentó a la Agència Valenciana de Turisme a principios de abril, tal y como se hizo eco este periódico, y ha sido capital para que se otorgasen a las fiestas el reconocimiento como Bien de Interés Turístico Local. Lorena Calatayud, presidenta de la Junta de Festes, celebró de igual modo el hito y destacó la «gran colaboración» entre la cúpula de las fiestas y el consistorio. «Ha sido un muy buen trabajo», definió.
En 1979 la comparsa mora Bogimolls se convirtió en la primera de las fiestas de Moros i Cristians de la Pobla Llarga. Tras ella, pionera, llegaron otras, tanto moras como cristianas. Algunas llegaron para quedarse y otras se disolvieron por el camino, pero todas han contribuido a hacer de las fiestas lo que son hoy: «Un encuentro muy apreciado por todos, y muy participativo», según Calatayud. Celebradas en la segunda semana de octubre, cuentan con alrededor de 200 personas inscritas en las nueve comparsas, seis cristianas y tres moras.
