Nieves Bataller y Batiste Richart son un matrimonio de Alberic que vive perplejo al comprobar que su compañía de seguros ha evitado cubrir los daños que sufrió su vehículo en una colisión por alcance. La sorpresa se produce porque el otro conductor implicado reconoció ser el culpable del accidente. Ni siquiera la Justicia les ha dado la razón.

Según narra Bataller, el incidente se produjo hace aproximadamente un año en una de las rotondas situadas junto a la zona comercial de Carrefour, en Alzira. Un lugar que, por otra parte, ha demostrado ser uno de los puntos en los que se generan más atascos de la ciudad debido al elevado número de vehículos que por allí transitan cada día. «Íbamos los dos en el coche junto a un familiar, al que habíamos llevado al hospital. Mi pareja conducía. Estábamos parados en la rotonda cuando, de repente, notamos un fuerte golpe en la parte trasera del coche», explica esta vecina de Alberic, que añade a continuación: «Bajamos del vehículo conforme pudimos, a mí me hacía mucho daño la espalda. El otro conductor hizo lo propio y se preocupó por nuestro estado. Fue muy atento y se notaba que lamentaba lo que había ocurrido. Nos reconoció que había sido su culpa ya que se había despistado un momento. Arreglamos la declaración amistosa de accidente sin mayor problema».

Vía legal

Los problemas se produjeron, no obstante, una vez llevaron su vehículo al taller para la reparación. «El perito de la compañía dijo que nuestra versión no le cuadraba. Nuestro coche había quedado destrozado mientras que el otro, mucho más grande, apenas tenía rasguños. Así que nos acusó de haber colisionado adrede contra una pared, que era imposible que el otro vehículo hubiese estado involucrado en el siniestrp», explica Bataller, que prosigue: «El mecánico nos dijo que la compañía de seguros le prohibía reparar el vehículo, que el arreglo corría de nuestra cuenta. Tuvimos abonar una factura de 1.200 euros».

Así lo hicieron, porque no podían quedarse sin su automóvil. Con todo, vieron indicios suficientes como para actuar legalmente contra la compañía que se había negado a pagar la reparación. Decidieron, por tanto, iniciar el camino judicial y que la Justicia fuese la que tuviese la última palabra.

«Contratamos un abogado y, cuando le contamos lo ocurrido, nos dijo que el caso estaba ganado. Pero no fue así, perdimos el juicio y todavía no nos lo explicamos», asegura Bataller. «No lo entendemos. La jueza tenía la versión de las tres personas que nos encontrábamos en el coche. También disponía del testimonio del conductor del otro vehículo, que reconoció que el desperfecto de nuestro coche se debía a una colisión de la que él era responsable. Incluso el mecánico del taller explicó que los daños que tenía nuestro coche no se podían haber hecho a propósito, que se debían al impacto recibido por otro vehículo. Ni por esas».

Perplejidad

Según su versión, la jueza únicamente consideró como verídico un argumento: «Solo hizo caso al perito de la compañía de seguros, de nada valía que otras cinco personas dijésemos lo contrario».

Este matrimonio no fue el único sorprendido por el desarrollo de los acontecimientos. «Nuestro abogado ni siquiera quiso cobrarnos la cantidad que apalabramos antes del juicio. Nos pidió una tercera parte de lo acordado. No comprendía el desenlace los acontecimientos. Nosotros tampoco. Es una injusticia que la palabra de un perito de una compañía de seguros valga más que la de otras personas. Este no es un problema de dinero, pudimos pagar la reparación, pero hay gente que no podría haberlo hecho. Se trata de que hemos quedado como unos mentirosos», concluye la alberiquense.