Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Crisis en el campo

La campaña de la algarroba arranca con una merma del 40 % y altos precios

Las escasas lluvias reducirán la producción en Turís y las buenas cotizaciones ya propician robos

Labores de recogida del algarrobo, este año, en Turís. rafa puchades

Frente a las penas por las que pasa la producción de cítricos y la fruta de verano, que con excepciones puntuales atraviesa sus peores tiempos, el cultivo milenario del algarrobo se alza como el fruto que goza de una mejor salud económica en la comarca. Como cada año, el final de las fiestas de Turís ha marcado la fecha de inicio de la campaña de recogida del árbol, esta misma semana, y las empresas de esta localidad „capital del algarrobo en la Ribera„ que se dedican a la explotación de este cultivo aguardan con optimismo las ventas.

Ello a pesar de que la producción total ha descendido este año, como consecuencia de los desajustes meteorológicos. «Las lluvias no han venido en los meses oportunos, y después hemos sufrido algunos meses de sequía, por lo que el fruto se ha acabado resintiendo», explayaba sobre ello Manuel Torres, director de exportación e importación en la empresa Garrofas y Almendras Torres. Esta central se dedica en su planta de Turís a comprar producto a agricultores, comerciantes y cooperativas de Turís y toda España, separar y tratar las algarrobas y revenderlas. Torres calcula una merma de alrededor del 40 % respecto al año pasado, que por otra parte registró «una cosecha extraordinaria». Este año, la planta de G. A. Torres tratará alrededor de 6.000 toneladas de garrofín, según sus previsiones.

Rafael Picó, miembro de la junta directiva de la Cooperativa Baronía de Turís, señaló por su parte que el fruto «ha quedado más delgado» que en otros años «por la falta de lluvias», lo que acabará mermando la cantidad de kilos final en la campaña de este año, pero asegura que la producción seguirá «una línea más o menos constante» respecto al año pasado, cuando se rondaron los 80.000 kilogramos, según se trasladó en la reunión de la cooperativa celebrada esta semana.

El algarrobo, al contrario que el resto de cultivos, no necesita de un cuidado exhaustivo por parte del agricultor, pero en cambio la productividad final queda en gran medida a expensas del devenir meteorológico durante el año. En 2017, según informó Rafael Picó, rondaron las 110 toneladas, en total.

El precio de la algarroba en esta campaña, por otra parte, rondará entre 55 y 60 céntimos por kilo, según señaló Rafael Picó. «Son buenos precios, lo han venido siendo en los últimos años», valoró el cooperativista. Los pocos cuidados del algarrobo se traducen en unos costes de explotación mínimos, al contrario de lo que ocurre con los cítricos o la fruta de verano; por ello, esos 60 céntimos por kilo representan prácticamente ganancias netas para el agricultor. «Siempre lo hemos dicho, los campos más rentables son los del algarrobo», añadió Picó.

Manuel Torres, por su lado, señaló que en el caso de la empresa turisana, el precio de venta del producto procesado «dependerá de la evolución de la semilla y del producto que quede tras el troceado», pero aun con todo esperan «unos precios en la línea de las últimas campañas, por encima de los 40 céntimos por kilogramo», según sus palabras. El algarrobo representa, en términos económicos, un bien inelástico: a pesar del descenso en la producción local, y de la gran oferta de la que presume „la práctica totalidad de los países mediterráneos cuentan con explotaciones„, el precio final no ha variado para las empresas turisanas, como sí lo ha hecho el de los productos citrícolas ante el aumento de la competencia.

Robos en propiedades

Los buenos precios de venta de la algarroba, de hecho, han provocado un aumento en el número de robos en los últimos años, según denunció Rafael Picó. «El año pasado hubo bastantes. Van muy preparados, en unos momentos cogen 500 o 600 kilos», lamentaba, al tiempo que comprendía la dificultad para vigilar la totalidad de las plantaciones en un término «que es muy grande». Picó, como también Manuel Torres, valoraron muy positivamente el endurecimiento en las normativas de la Conselleria de Agricultura y de las propias empresas compradoras, que exigen cada vez más documentos acreditativos de la propiedad de la mercancía a vender. «Siempre hay excepciones, pero se ha notado», aseguró Picó.

Compartir el artículo

stats