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Al contenedor de basura le sale rival

La recogida puerta a puerta o la instalación de depósitos solo durante unas horas se utilizan como alternativas en algunas ciudades de la Ribera

Al contenedor de basura le sale rival A. A.

La gestión de residuos ha avanzado mucho desde hace unas décadas. Muchos vecinos de la comarca todavía recuerdan cómo, antiguamente, un carro recogía calle por calle la basura que se generaba en cada casa. O como se arrojaba, sin pudor, al río. Antes de que se instalara la planta de tratamiento de residuos urbanos de Guadassuar, cada pueblo se hacía cargo de sus desechos. Se han dado casos, incluso, de quemarse, en capos, a las afueras de éstos. Pero la infraestructura trajo una solución tan necesaria como polémica. Nadie quiere una planta de basuras o un vertedero en su pueblo, ni un contenedor delante de su casa. Mucho menos pagar una tasa por ello. Pero tampoco quiere un municipio sucio.

Cada ayuntamiento prefiere un sistema a la hora de tratar su propia basura. El más extendido es el uso de contenedores. Una buena parte de los municipios abogan por éste. Un contenedor de color gris en el que, desafortunadamente, se arroja prácticamente de todo. Uno, de color azul en el que se deposita papel y cartón. Otro, de color verde para el vidrio. Por último, un contenedor de color amarillo en el que se depositan envases ligeros, o al menos esa es la teoría ya que en la práctica acaban en él, pese a que no se debería hacer, todo tipo de plásticos. A éstos se debe sumar, el próximo año, uno de color marrón para residuos orgánicos. De hecho, el Ayuntamiento de Alzira ya ha realizado un programa piloto con voluntarios que le permitió reciclar el pasado año, en los 32 cubículos instalados, 31 toneladas de dichos residuos.

En algunos municipios, principalmente en aquellos más grandes y, por tanto, con mayor presupuesto, se abogó por implantar, aunque sólo en zonas determinadas, los conocidos como contenedores soterrados. A todas luces parecía el invento definitivo: ocupaba menos espacio que los contenedores tradicionales ya que el almacenaje se realizaba bajo el suelo, se reducían los posibles malos olores y su imagen era más simpática para la ciudad. Pero la inversión resultó ser cara (necesitaba también de un camión específico) y planteaba otros problemas, principalmente por las averías constantes. Por ese motivo, Carcaixent retiró los suyos recientemente. Alzira también eliminó algunas unidades.

En Carcaixent, precisamente, se apuesta por un modelo un tanto diferente. La localidad tiene contenedores, aunque no las veinticuatro horas del día. Se instalan al atardecer para que los vecinos depositen la basura y, de noche, se recogen nuevamente. Es un sistema más caro que el convencional, pero que evita problemas tanto de vandalismo como de higiene.

Algemesí es otra de esas localidades con un modelo diferente. Aunque también probó hace más de una década por la instalación de contenedores solo durante unas horas y los contenedores soterrados, se mantiene un sistema de recogida de residuos puerta a puerta. De hecho, éste fue uno de los puntos polémicos de la pasada legislatura, ya que ante la necesidad de renovar el contrato del servicio, Més Algemesí abogaba por convertirlo en un servicio de recogida puerta a puerta selectivo.

Precisamente, ese es el modelo que utilizarán, a partir del próximo año, los pueblos de la Mancomunitat de Càrcer y Alcàntera, tal y como adelantó Levante-EMV hace escasas fechas. Técnicamente, se han fijado en el implantado en Orba (Marina Alta). Los consistorios consideran que será una medida que permitirá reducir la huella ambiental al mismo tiempo que se facilitará el día a día de una población envejecida. No obstante, algunos expertos señalan que es un método más caros que el imperante, por lo que dudan de que se vaya a extender con éxito a otras localidades.

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