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Fortea ya es historia del boxeo español

El púgil suecano deja el pabellón bien alto en Las Vegas pese a su derrota por puntos frente al ruso Bakhram Murtazaliev

Jorge Fortea se defiende de uno de los derechazos del ruso Murtazaliev. levante-emv

Nunca una derrota supo tan bien. El suecano Jorge Fortea no logró la victoria frente al ruso Bakhram Murtazaliev pero ya se ha hecho un hueco en la historia del boxeo español. De hecho, su nombre ya figuraba en los anales pugilísticos ya que era el segundo deportista patrio que pisaba el cuadrilátero del MGM Grand de Las Vegas, uno de los escenarios más emblemáticos para la práctica del boxeo. Fortea sucumbió, aunque en los puntos, pero dejó el pabellón muy alto y una carta de presentación que le podría abrir incontables puertas.

El combate de Fortea frente al ruso era el aperitivo del evento principal, la pelea entre Canelo y Kovalev, pero eso no fue indicativo del nivel que se mostró. A fin de cuentas, se trataba de una eliminatoria de la categoría «superwelter» que abría las puertas de la final del Campeonato del Mundo del IBF. Ambos púgiles llegaban al MGM Arena con unos registros envidiables: Fortea sumaba 20 victorias, seis de ellas por KO, mientras el ruso tenía 16 triunfos, trece de ellos por noqueo.

Fue precisamente Murtazaliev quien intentó desde un principio llevar el ritmo del combate. Estaba acostumbrado a acabar sus peleas antes de que suene la campana y quería que la historia se repitiese. Arrancó con fuerza pero se encontró a un digno rival. Fortea no se empequeñeció y ante los ataques del ruso aplicó una buena guardia que, en determinados momentos, le permitió contraatacar y poner en apuros a su contrincante. Murtazaliev y el público no daban crédito. El ruso se topó con un rival que dio un nivel que seguramente no esperaba Pese a que la comarca está acostumbrada a los grandes resultados de Fortea, el suecano ni siquiera está rankeado por la EBU (siglas de la Unión Europea de Boxeo), aunque sí lo está por la Federación Internacional de Boxeo. Cabe recordar que fue campeón intercontinental para dicho organismo pugilístico.

De hecho, el púgil ribereño dejó para el recuerdo algunos de los mejores y más estéticos golpes de la velada, haciendo gala de una calidad técnica al alcance de muy pocos. Eso le permitió anotarse algunos asaltos en el ecuador del combate en unos compases en los que Murtazaliev le dejó más espacio del que debía. Concretamente, Fortea conectó los mejores golpes durante el sexto y el séptimo, momento en el que sacó a relucir su derecha y frenó en seco el ímpetu de su rival.

Apoyo desde su pueblo

A cada asalto que pasaba, más patentes quedaban las diferencias entre uno y otro boxeador. El suecano puso de manifiesto su filo estilismo mientras que el ruso hizo gala de una potencia extraordinaria, cualidad que le ha servido para ganar sus combates por la vía rápida. La mayoría de rivales besan la lona antes de que suene la campana del último asalto. Pero Fortea no sucumbió ante los duros golpes de Murtazaliev e intentó en todo momento mantener bien alta su guardia.

El duodécimo asalto llegó y el equipo de Fortea le lanzó un mensaje claro desde su esquina: Tenía que disfrutar el momento. A medida que el combate llegaba a su fin parecía más claro que ninguno de los dos tumbaría a su oponente y que, en los puntos, el ruso se haría con la victoria. Así lo hizo. El suecano dio su mejor versión hasta el final y cuando la campana marcó la conclusión del combate, Fortea se abrazó a Murtazaliev. El resultado (120-108, 119-109 y 118-110) nunca podría empañar la experiencia de pelear en la «Meca» del boxeo. Ahora Estados Unidos y el mundo entero saben quién es Fortea y sus extraordinarias cualidades sobre el ring. Su nombre sonará como candidato al campeonato del mundo en un futuro no muy lejano.

Fortea no estuvo solo durante su combate. Junto a él estaban sus hombres de confianza: Sento Martínez, Txutxi del Valle y Lautaro Arborelo. Además, contó con el apoyo de vecinos, amigos y familiares ya que su localidad natal instaló en el Ateneo Sueco del Socorro una pantalla gigante en la que se pudo el excelso combate que realizó su paisano.

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