En el año 2015, desencantado con nuestros políticos, igual que buena parte de la población, decidí dejar de quejarme y pasar a la acción afiliándome a un partido con el que me sentía representado y con el que pensaba que se iban a poder cambiar las cosas. Como otros muchos votantes, me había ilusionado con un partido que iba a romper el bipartidismo, pero no estaba de acuerdo con el planteamiento ideológico de Podemos. Sin embargo, sí encontré en Ciudadanos un partido que representaba una nueva forma de entender la política. Una política abierta a la ciudadanía y basada en el respeto, la centralidad y la capacidad de negociar con cualquier fuerza que mirase por el bienestar de los ciudadanos, ponéndolos siempre por delante del signo político de turno. Parecía que llegaba un momento donde lo importante ya no era ser de «derechas» o de «izquierdas», sino que imperase el sentido común por el bien de toda la sociedad. Es así como, después de haber sido miembro de una junta local y liderar una candidatura, el pasado mes de junio me convertí por primera vez en concejal de Urbanismo y Turismo de la ciudad de Algemesí.

El camino no ha sido fácil, pero entiendo que ha sido el adecuado para hacer lo que siempre he pensado que debía hacer: mejorar la vida de los algemesinenses. No es fácil iniciar una carrera política representando una fuerza que nunca había concurrido a unas elecciones en un pueblo como el nuestro, pero lo hicimos y lo conseguimos. No obstante, durante este camino, además de obstáculos a nivel político, también he tenido que «lidiar» con otros obstáculos que me han obligado a tomar decisiones que quiero compartir con vosotros.

En junio acepté unas delegaciones porque era lo mejor para Algemesí. En primer lugar, porque quienes se suponía que de forma «natural» debían haber colaborado para formar gobierno, no fueron capaces de hacerlo. Ellos sabrán por qué. En segundo lugar, porque con mi gesto desbloqueaba un gobierno municipal que durante cuatro años había estado estancado. En solo cuatro meses, hemos conseguido poner en marcha proyectos que Algemesí necesita y que han estado bloqueados por esta manifiesta incapacidad de llegar a acuerdos. A pesar de los constantes obstáculos, pataletas y quejas de aquellos que no han sido capaces de hacerlo. Todo ello lo he hecho renunciando a un salario, optimizando los recursos humanos en favor del pueblo y poniéndome a trabajar desde el primer día sin descanso.

Sí, renunciando a un sueldo que entendí que era más adecuado invertir en contratar a personal que nos permitiese a todos tener más capacidad de hacer crecer a nuestra ciudad. Porque nadie ofreció dos asesores al concejal de Cs, fue el concejal de Cs quien decidió renunciar a su salario para invertirlo en contratar personal que trabajase para Algemesí (que es bien distinto). Así, mientras los grupos de la oposición no han hecho nada por nuestro pueblo, Algemesí ha tenido a tres personas trabajando cada día en nuestro ayuntamiento por el coste de un salario. Porque, para mi, la política es optimizar los recursos públicos y eso es lo primero que he hecho y seguiré tratando de hacer en este ayuntamiento.

¿Y ahora qué? ¿Qué ha cambiado? Pues en mi no ha cambiado nada. Sigo siendo la misma persona con los mismos principios y objetivos. Y seguiré dando prueba de ello durante toda la legislatura porque, al igual que en la vida, en política, los hechos son los que ponen a cada uno en su lugar. Nadie ha podido decir que no he sido coherente con los mismos principios que me llevaron a presentar mi candidatura y nadie podrá decir lo contrario cuando finalice la legislatura.

En lo que respecta a Ciudadanos, durante todos los años que he sido afiliado he tenido que ver cómo un partido joven, de centro y lleno de talento ha ido abandonando su razón de ser para convertirse en un partido rancio, extremo y con poca capacidad de hacer política. Yo no me siento representado y creo que los ciudadanos de Algemesí merecen un concejal honesto, crítico pero comprometido con su pueblo y no un «palmero» que caliente un sillón, o peor, que rompa un gobierno estable por el capricho poco razonable de un partido. Ciudadanos ha abandonado su génesis, poco a poco, se ha ido escorando hacia una derecha que tiene demasiadas cabezas y muy poco sentido común. El ansia de poder ha hecho que se tomen decisiones y se hagan pactos autonómicos que nos han separado del centro y la buena gestión para acabar siendo un partido que no sabe muy bien a quien representa. Desde luego, a mi no y por eso tuve que hacerme a un lado.

Hoy, casi cinco años después de haberme afiliado, he de confesar, que sigo pensando lo mismo que pensaba cuando me afilié. Sigo pensando que nuestras ciudades necesitan dirigentes que basen sus políticas en los acuerdos y no en las diferencias, en la gestión eficiente de los recursos públicos y en la capacidad de «mirar en plural» y no en singular a la hora de gobernar. Y es por ello por lo que he asumido la responsabilidad de ejercer mi labor como concejal no adscrito, con el objetivo de demostrar que hice lo que debía hacer y que es lo mejor para Algemesí.