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de ayer a hoy

Cobayas del doctor Ferrán

Alzira se prestó en 1885 a probar la eficacia de la vacuna contra el cólera

Jaime Ferrán inocula la vacuna en las Escuelas Pías. archivo a. rovira

Hoy vamos a bucear en la memoria de los graves acontecimientos sucedidos en 1885 guiándonos de tesis doctoral de A licia Peris León, hija que mi estimada amiga Maruja León y del artículo «El doctor Jaime Ferrán y la ciudad de Alzira», firmado por el doctor Lisardo Piera, publicado en el número 3 de la revista Murta, del Instituto Laboral Rey Don Jaime de Alzira, en septiembre de 1956, así como de un trabajo sobre este tema que publicamos del médico alciereño José Estruch, quien «declaró la guerra al cólera».

Destaca Alicia Peris que el doctor Jaime Ferrán fue uno de los padres de la bacteriología española. La primera inoculación anticolérica de forma masiva la llevó a cabo en varios pueblos de Valencia, entre ellos Alzira, obteniendo resultados muy satisfactorios.

A la practica de la inoculación anticolérica se opusieron varios médicos, entre ellos Santiago Ramón y Cajal, pero en Alzira y pueblos limítrofes mostraron una actitud abierta y receptiva. Por medio de Amalio Gimeno y también gracias al médico alcireño José Estruch el Dr. Ferrán vino a Alzira acompañado de su colaborador, el doctor Paulí, procediéndose a la vacunación en distintos lugares, como la casa consistorial, el colegio de las Escuelas Pías y el Hospital de Santa Lucía, donde los médicos José Estruch, José Ballester, Francisco Sociats, Manuel Miño, Nemesio Pérez, Pedro Pla, José Alcón, Ramón Marco, Antonio Serra, Juan Mizzi, Severiano Goig y Bernardo Marco, establecieron turnos y atendieron largas colas de alcireños.

Se vacunaron 11.000 personas, de las 16.000 que figuraban en el censo de la población, quedando unas 5.000 que no quisieronque se les aplicara. De los 11.000 vacunados fallecieron 24 y de los 5.000 que no lo quisieron, fallecieron 206. Las gentes de Alzira y de los pueblos de alrededor, no solo fueron favorables a Ferrán, sino que fueron fervientes seguidores, celebrando su presencia con himnos, como ocurrió en el barrio de Les Barraques, uno de los más pobres en Alzira.

Ferrán no solo vacunó a la mayoría de alcireños, también trabajó gratuitamente al igual que a sus colaboradores más directos Gimeno y Paulí, que no cobraron sus honorarios desde el 28 de mayo de 1885 hasta el 30 de junio del mismo año. Ante este hecho tan humanitario, el Ayuntamiento de Alzira acuñó una medalla de oro cuyo anverso quedó esculpido el escudo de avaras de Alzira y en el reverso la inscripción «Al Dr. Ferrán, descubridor de la vacuna anticolérica; Alzira, agradecida año 1885, cuya medalla será entregada al sabio doctor». Además, el consistorio municipal colocó el retrato de Ferrán en el salón de sesiones y una placa de mármol con la inscripción: «A la memoria de del Sr. Ferrán por su método preventivo contra el cólera».

Don Lisardo Piera señala en su crónica: «Y fue Alzira, ciudad distante treinta y siete kilómetros de Valencia, donde se libró la primera batalla y se obtuvo la primera victoria; el bien inmenso que produjo esta ciudad de la ciencia a la humanidad, hace que sea acreedora de que su nombre figure con letras de oro, orlado de coronas y triunfal. El doctor Ferrán no olvidó nunca el nombre de Alzira, como lo demostró otorgándole un centro de vacunación antirrábica. Alzira fue el primer pueblo de España que, gracias a la gentileza de Ferrán, respondió retulando con su nombre una de las mejores calles».

Fue determinante la participación del doctor José Estruch en la llegada de Ferrán a Alzira en aquel fatídico año 1885 para vencer la enfermedad que duró casi medio año, con una destrucción microbiana de la peligrosa epidemia. El doctor Ferrán en los días en que permaneció en Alzira, se albergó en la casa del médico Estruch, situada en la calle Santa Lucía, 42. La ilusión de nuestro paisano era ver su ciudad desinfectada del virus. En 1890, en edad madura, con 67 años y 43 ejerciendo la medicina, decaído por los embates de su profesión y enfermo abandonó el oficio. Falleció el 10 de enero de 1891.

A dos médicos alcieños debemos destacar en este crónica: Francisco Sociats y Bernardo Ballester, quienes siguiendo las instrucciones del doctor Estruch, hicieron mucho bien en Alzira, luchando contra las enfermedades corrientes y las distintas invasiones del cólera morbo.

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