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Un horario laboral que sigue inverso al resto del mundo

Pese a los cambios sociológicos y tecnológicos que han transformado la sociedad, el oficio de panadero se mantiene fiel a las tradiciones. Se alía con la soledad de la noche, una tranquilidad impuesta. «Siempre hay algo que hacer. Por la noche vas al revés del mundo. Antes iban más pausados, más tranquilos, pero el ritmo de vida actual es una locura y el horno es bastante esclavo. Pero solo trabajando a esas horas, acabando a las seis de la mañana, te aseguras que el producto está acabado de hacer, en su calidad más suprema», tercia Enrique. El trabajo bien hecho compensa el esfuerzo.

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