Desde que se ha relajado el confinamiento, podemos ver el estado de nuestra ciudad, Alzira, que con el gasto de siempre amanece totalmente abandonada. El paseo fluvial y los solares de Tulell están completamente dejados, incluso después de perder subvenciones de miles de euros como la del SEPE (antiguo INEM agrícola) y otras de fondos FEDER de cientos de miles de euros para el paraje de la Murta.

El paso que conecta el Huerto de Redal con el paseo fluvial a través del cauce del Júcar entre el puente de Hierro y el puente José Pellicer permanece bloqueado por montañas de cañas desde la última crecida del río. También podemos ver sin esfuerzo calles en las que los hierbajos renacen sobre el asfalto. Decadencia política y mala gestión que con el tiempo se traduce en proyectos inacabables como la nueva Comisaría, el Palacio de Cassasús que sigue prácticamente como estaba, el almacén de Cucó que continua totalmente diáfano, la segunda fase del paseo fluvial que yace en el limbo o el famoso y renombrado "Anell Verd" compuesto por elementos construidos por otras corporaciones con la única novedad del tristemente conocido como canal de les Basses que tantos disgustos nos ha dado en diferentes barrios de nuestra ciudad.

Este es el saldo de gestión de políticas de izquierdas que, con el paso del tiempo, nos dejarán poco más que calles que cambian de nombre y críticas a sus antecesores políticos como única estrategia para seguir en el poder. Veremos en los próximos días como se afronta la actual situación de crisis económica que, con ideas como aumentar en más del doble la contrata para los parques y jardines, originaran un gasto extra de más de 8 millones de euros en los próximos cinco años. Y todo ello aunque en el último pleno el mismo gobierno alzireño dijese en público que pueden haber problemas para pagar la nómina de junio de los funcionarios.