El Ayuntamiento de Alzira será el primero de la comarca en instaurar una ordenanza para controlar el mosquito tigre. El documento pretende involucrar al ciudadano en la lucha contra una plaga que, además de molesta, es capaz de transmitir enfermedades. Por ello, se establecerán una serie de criterios que cada vecino deberá cumplir en sus propiedades, ya sean urbanas o rurales, con el objetivo de minimizar aquellos lugares que facilitan su propagación. Asimismo, la regulación incluirá un apartado de sanciones que oscilan desde los 25 euros para los incumplimientos leves hasta los 3.000 para aquellos más graves.

La nueva ordenanza, que se aprobará en el pleno de esta tarde, toma como ejemplo la puesta en funcionamiento hace escasos meses en València, primera ciudad en aplicar una normativa de este tipo. El texto parte de la necesidad de intentar reducir el impacto de una plaga que únicamente con tratamientos en espacios públicos se hace casi imposible de controlar. En ese sentido, destaca la gran adaptabilidad del mosquito tigre al entorno urbano y cómo suele depositar sus huevos en el interior de pequeños recipientes inundables utilizados por las personas para diversas funciones (macetas, cubos o neumáticos, entre otros).

El consistorio considera necesaria una regulación sobre los hábitos y costumbres de los vecinos de Alzira. «No van a ser suficientes los trabajos de control (inspección y tratamiento) de las masas de agua pública, resultando imprescindible la colaboración ciudadana, ya que los lugares de cría en espacios privados son responsabilidad del titular, quien deberá mantenerlos en condiciones higiénico-sanitarias, de manera que no causen molestias a los vecinos de Alzira», destaca el documento, al que ha tenido acceso Levante-EMV.

En esencia, la nueva normativa establece las medidas necesarias para controlar las poblaciones de mosquito tigre en diversos escenarios. Todo vecino de la ciudad que sea propietario o gestor de viviendas, solares, colegios o cualquier tipo de inmueble situado en el término municipal deberá evitar el abandono de cualquier objeto susceptible de acumular agua y, por tanto, de crear las condiciones de proliferación de mosquitos tigre. Del mismo modo, debe cuidar que no se den esas condiciones que puedan facilitar la reproducción de estos mosquitos en fuentes, jardines, piscinas, ni en cualquier otra instalación.

Atención en el cementerio

Esto se traduce en una directriz muy básica: evitar estancamientos de agua. A partir de ahí, se incluyen recomendaciones específicas para todo tipo de escenarios que van desde chalés a comunidades de vecinos hasta nichos, ya que los cementerios son un foco muy importante debido a la existencia de búcaros capaces de generar dichas acumulaciones.

Por ejemplo, la nueva ordenanza emplaza a la ciudadanía a revisar atentamente, dos veces por semana, aquello elementos fijos o que no se puedan voltear o retirar y que sean susceptibles de acumular agua. En los casos en que se considere imprescindible tener algún tipo de recipiente con agua en el exterior, será necesario que éstos de mantengan tapados, mediante una tapa o una tela mosquitera delgada. Debe realizarse un correcto mantenimiento de los canalones de recolección así como de los desagües de propiedades privadas.

Como toda normativa, incluye un apartado sancionador. Las infracciones leves serán castigadas con multas que van de 25 a 750 euros. Las graves tendrán penas económica de entre 751 y 1.500 euros. Por último, aquellas más graves podrán ser sancionadas con un máximo de 3.000 euros.

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