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La clausura se produjo sobre las cuatro de la mañana en la zona de la Creu Coberta, entre Alzira y Algemesí, junto a la carretera y el polígono, ante el fuerte ruido en el interior. «Actuamos cuando vimos que la cosa se descontrolaba», apuntaba el alcalde.
Esta fiesta llenó de gente una casa de campo de fácil acceso, cerca de la ciudad, y contaba con «toda una parafernalia», como barra de bebidas, sillas y mesas sin ninguna desinfección. Tampoco cumplía con las restricciones impuestas por el coronavirus, aunque en las entradas se promocionaba con aforo limitado. La afluencia llegó al centenar de personas. «No hemos hecho más que cumplir la ley», sentenció Gómez.