Treinta familias se han acogido hasta el momento a las ayudas arbitradas por el Ayuntamiento de Sellent para la adquisición de piscinas portátiles después de que, el a mediados de junio, la corporación decidiera mantener cerrada este verano la piscina municipal para evitar aglomeraciones y posibles contagios por coronarivus.
El consistorio habilitó una partida de 3.000 euros con la previsión de que un centenar de familias pudieran beneficiarse de estas ayudas -a razón de 30 euros por solicitud, que debía ir acompañada del tíquet de compra como justificante del gasto realizado- aunque, a fecha de ayer, únicamente ha desembolsado 900 euros. La alcaldesa de Sellent, Raquel Sancho, defendió que, en cualquier caso, esta iniciativa ha sido efectiva al cumplir el objetivo de que vecinos del municipio pudieran refrescarse sin salir de casa y comentó que no se ha cerrado el plazo para poder solicitar esta ayuda. «Sabemos que Sellent es un pueblo de gente mayor, que no iba a comprar estas piscinas, y las solicitudes han sido principalmente de gente joven con niños. El plazo sigue abierto por si alguien se anima», comentó.
Sancho indicó que la elevada demanda de piscinas portátiles que se produjo a principios de verano, cuando muchos ayuntamientos anunciaron que no abrirían este verano las piscinas públicas para evitar posibles contagios de coronavirus, provocó que algunos establecimientos, incluso también en venta «on line», se quedaran sin «stock» y retrasaran algunas compras.
La munícipe comentó que, dada la actual coyuntura y la sucesión de rebrotes que se esta produciendo, el ayuntamiento mantiene la decisión de no abrir este año estas instalaciones municipales en una pequeña localidad que no ha registrado ningún positivo durante la pandemia.
