La empresa Colorprint Fashion, acusada por dos emprendedores de Gavarda de haber comercializado sin su autorización una pulsera térmica que tienen patentada desde 2018, ha asegurado que su producto, que marca la variación de la temperatura corporal y que la Conselleria de Educación proyecta utilizar en los colegios para detectar de manera precoz uno de los síntomas del contagio por coronavirus, «es absolutamente legal y no infringe derechos de propiedad industrial de terceros».
José Peris Pascual y Guillermo Martínez Rubio registraron hace dos años en la Oficina Española de Patentes y Marcas un modelo de «pulsera, tobillera o cinta para la cabeza que al aplicarle pintura termocrómica indica la variación de la temperatura de la persona que lo lleva». El idea, surgida de la necesidad del primero de ellos de proveer a su hija de un instrumento que alertara de la fiebre para evitarle severos ataques de epilepsia, ha cobrado un gran interés en plena pandemia al tratarse de un indicador que puede ayudar a detectar síntomas de la covid-19.
Al difundirse que la Conselleria de Educación había alcanzado con acuerdo para aprovechar la pulsera fabricada por Colorprint con la idea de mejorar la prevención en los centros docentes, los dos inventores de Gavarda remitieron un burofax tanto a la empresa de Muro de Alcoy como a la Generalitat para alertarles de que iban a emprender acciones legales en defensa de sus intereses. Colorprint también ha puesto el asunto en manos de ss abogados «para tomar las acciones que correspondan». El asunto puede judicializarse.
Los dos modelos de pulsera termocromática están basados en la misma idea: se trata de un textil que cambia de color al pasar determinado umbral de fiebre. El prototipo lanzado por la firma de estampación textil alicantina ha sido homologado por el Instituto Tecnológico del Textil, un ente de la Generalitat que ha certificado su efectividad. El otro también está a punto de comercializarse.
