Superado el ciberataque, el Ayuntamiento de Carcaixent se blinda para evitar que el bloqueo informático registrado la semana pasada vuelva a ocurrir. Como adelantó Levante-EMV, un pirata informático logró acceder a la red municipal, todo apunta que a través de un correo electrónico, y paralizarla. Secuestró la información y reclamó un rescate en la nueva moneda virtual: el bitcoin. Afortunadamente, los sistemas del consistorio han recuperado la normalidad y ahora se afronta el reto de mejorar la seguridad.

Siempre se dice aquello de que de los errores se aprende, una máxima que el Ayuntamiento de Carcaixent aplica a rajatabla. «Con todas las comillas, pero esto es algo que nos ha venido bien. Las consecuencias han sido mínimas y ahora sabemos que no nos podemos dormir. Es una oportunidad para mejorar», manifestó ayer el alcalde, Francesc Salom.

El ayuntamiento todavía sufre «los retos del naufragio», detalló el primer edil. Durante el largo puente festivo «se ha funcionado con normalidad». Si bien es cierto que la atención vecinal y los funcionarios no han trabajado durante el puente, sí que estaba operativo el cuerpo de Policía Local, por ejemplo, que ha podido utilizar sin problemas el sistema informático municipal. «Únicamente hemos sufrido ciertas incidencias propias de las labores de mantenimiento, como apagados programados para reajustar ciertos sistemas y usuarios. Una vez superado el ataque, se ha aprovechado para reorganizar algunas cuestiones informáticas y eso genera pequeños trastornos e inconvenientes», precisó Salom.

Una vez se le han visto las orejas al lobo, el ayuntamiento trabaja para sortear un escenario similar en el futuro. «Hay que entender que esto le puede pasar a cualquiera. ¿A quién no le ha entrado un virus en el ordenador de casa? Pues lo mismo ocurre en la Administración, en un banco o en cualquier otro lugar. Estos delincuentes son profesionales que se dedican a la estafa y el timo y siempre intentan ir un paso por delante; por eso nosotros también tenemos que darle una vuelta de tuerca en materia de organización y seguridad. Ahora tenemos que fortalecernos, mejorar nuestra manera de trabajar y evitar un nuevo ataque», comentó al respecto el alcalde de Carcaixent.

El propio Salom da por superado el ciberataque a la red municipal y podría decirse que en casi todos los aspectos. Incluso en lo que a las posibles consecuencias para los autores se refiere se mostró pesimista. Una unidad de la Guardia Civil especializada en delitos informáticos asumió la investigación de los hechos, «pero tardaremos en saber de dónde ha provenido, si es que llegamos a saberlo», apostilló el alcalde. La propia manera de trabajar de los piratas informáticos hace que su rastro sea difícilmente localizable. El que logró introducirse en la red municipal de Carcaixent, de hecho, pidió el rescate desde una dirección de correo electrónico cuya extensión, «.ch», corresponde a Suiza. Aunque, en muchas ocasiones, sus IP se alojan en dispositivos ubicados en países como Rusia, China, Reino Unido, Países Bajos o EE UU.

El ataque informático se manifestó el pasado lunes por la tarde, cuando una concejal del equipo de gobierno abrió el ordenador y le apareció un mensaje que no supo interpretar e ignoró, y fue a primera hora de la mañana del martes cuando el departamento de informática confirmó que un pirata había secuestrado buena parte de la información que hay en la red municipal y había facilitado unas direcciones de correo a través de las cuales se podía entablar contacto para liberarla mediante el pago de un rescate. El ayuntamiento puso rápidamente los hechos en conocimiento de la Guardia Civil, que activó la investigación a través de una unidad especializada tras recabar una serie de datos del propio ayuntamiento.

No obstante, el sistema informático del ayuntamiento realiza a diario tres copias de seguridad de la información, lo que permite disponer siempre de un registro de datos actualizado y, por otra parte, cuenta con tres alojamientos diferentes para garantizar la conservación de esa información incluso en caso de catástrofe. Uno de ellos se encuentra fuera de la casa consistorial y un tercero se ubica en la nube digital.