El consentimiento expresado por el Ayuntamiento de Guadassuar a que el vertedero comarcal se ubique en su término municipal si la ampliación del estudio geológico confirma la idoneidad del terreno deberá lidiar con la oposición del Ayuntamiento de l’Alcúdia, a la espera también de que el Consorcio de Residuos Ribera-Valldigna asuma las contraprestaciones reclamadas.

El alcalde de l’Alcúdia, Andreu Salom, reiteró ayer la oposición «frontal» de su municipio a que se proyecte esta planta en el sector Pla del Roser y se mostró confiado en que el consorcio «tenga en cuenta los antecedentes» y, en última instancia, descarte este emplazamiento -el único que tiene sobre la mesa tras un largo proceso en busca de una ubicación adecuada- si no hay consenso. Si no es así, adelantó Salom, el Ayuntamiento de l’Alcúdia empleará todas las armas que tenga a su alcance, tanto en el ámbito administrativo como en el judicial, «hasta las últimas consecuencias».

«Nuestra postura no ha cambiado, llegaremos hasta donde tengamos que llegar porque tenemos que defender a nuestros vecinos», incidió el munícipe, mientras señalaba que el emplazamiento propuesto por el Instituto Geológico y Minero de España (IGME), que Guadassuar ha aceptado, se encuentra incluso más cerca del núcleo urbano de Montortal que el que fue descartado tras el contencioso que ganó el consistorio alcudiano.

Proximidad a la Acequia Real

En esta línea argumental de rechazo frontal, el ayuntamiento que preside Salom expuso ayer que el informe del IGME que señala como «potencialmente apta» una zona próxima a la actual planta de tratamiento de residuos, que coincide en un 25 o 30 % con la primera ubicación descartada, representa un análisis que aborda únicamente la perspectiva geológica y alega que «también se debe estudiar la idoneidad medioambiental y la distancia a núcleos urbanos habitados».

«Lo primero que causa extrañeza es la presencia de la Acequia Real del Júcar, que cruza prácticamente toda la zona marcada por el IGME y, además, hay que valorar el impacto ambiental que supondrá una instalación con capacidad para recibir 81.4000 toneladas anuales, así como por dónde pasarían los miles de vehículos pesados que vendrían a descargar».

Escuchar a los pueblos limítrofes

El Ayuntamiento de l’Alcúdia considera que el criterio para decidir la ubicación del vertedero no puede basarse únicamente en contar con la aceptación del municipio que lo recibe, «sino también con la de los municipios limítrofes para evitar casos como éste, en que un municipio acepta la ubicación en su término, pero alejado de su núcleo urbano y con todos los beneficios -económicos, ambientales, de creación de empleo, de rebaja en los recibos de los vecinos...-mientras que los municipios limítrofes, que tienen su núcleo urbano más próximo al posible vertedero, reciben todos los impactos y ningún beneficio».

«Es como el día de la marmota -señala Salom-, cada cierto tiempo vuelve a salir el tema del vertedero al lado de nuestra casa pero sin escucharnos. Pienso que finalmente se descartará esta ubicación pero, si no es así, como siempre l’Alcúdia estará preparada para hacer frente a esta ubicación».

Andreu Salom recordó en declaraciones a Levante-EMV que el propio presidente del Consorcio de Residuos y alcalde de Guadassuar, Salvador Montañana, manifestó en su día que si la ubicación del vertedero iba reabrir enfrentamientos entre municipios se emplazaría a la conselleria para que tomara ella la decisión.

Por otra parte, indicó que el Plan Integral de Residuos de la Comunitat Valenciana «no obliga de ninguna manera a tener un vertedero dentro del ámbito de acción del consorcio» por lo que apuntó que se podrían buscar alternativas «y que no se vuelva a enfrentar a unos pueblos con otros».