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Independentistas del topónimo

Cuatro poblaciones de la Ribera se han desprendido de sus apellidos en las últimas décadas para reafirmar su identidad

Cartel con la antigua denominación. |

Independentistas del topónimo |

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L’Alcúdia fue el primer pueblo de la comarca en independizar su topónimo del de la localidad vecina. No es el único que ha seguido ese proceso. A este le siguió Corbera, unos años después. Hubo que esperar a este siglo para que hicieran lo propio Real y Sant Joanet.

Corbera de Alcira fue el nombre que recibió durante muchos años la localidad de la Ribera Baixa. Demasiados. Según el historiador local Salvador Vercher, el topónimo se mantuvo sin apellido durante siglos. «Dicha denominación no la encontramos en los documentos del siglo XIII referidos a Corbera. En aquellos tiempos se denominaba igual que ahora. Se pueden consultar fácilmente el Libro del Reparto y la Crónica o el Libro de los Hechos de Jaime I para corroborarlo. Ni tampoco durante el siglo XV. Por otra parte, ningún documento del Antiguo Régimen registra el apelativo en cuestión», apunta.

Vercher localizó por primera vez el topónimo Corbera de Alcira en un documento de la Diputación de Valencia datado el 8 de marzo de 1845. A partir de ese momento, se extendió dicha denominación incluso a nivel del ayuntamiento. «Sin duda, para solucionar el problema de la homonimia en el territorio de la provincia, justamente cuando el municipio en que estaba integrada nuestra Corbera, la Villa y Honor del mismo nombre acababa de extinguirse (el expediente comienza a instruirse en 1836). Esto es, para distinguirla de otra Corbera de la provincia de Valencia, la de la Costera», argumenta Vercher.

A mediados del siglo pasado, el cronista Lambert A.Castelló Baylach ya hablaba de un nombre «a todas luces incorrecto» e incluso comentaba que se consideraba un insulto. El alcalde Bernardo Caballero Gregorio elevó al pleno del ayuntamiento la propuesta para cambiar el nombre, que obtuvo el respaldo del hemiciclo municipal el 28 de noviembre de 1980. No fue hasta año y medio después, un 8 de marzo de 1982, cuando el pleno del Consell, presidido entonces por Enric Monsonís, aprobó el cambio.

El caso de Real fue mucho más reciente. También adquirió un apellido en una época tardía, concretamente a finales del siglo XVIII. El difunto alcalde Alejandro Blasco recordaba hace más de una década que la antigua alquería que dio pie al municipio ya recibió el nombre de Rahal o Raal, denominación acuñada por los pobladores árabes del momento. De hecho, en el Llibre del Repartiment del Regne de València, el rey Jaume I se refiere a la población como Real, sin ningún añadido detrás.

En la época mencionada, no obstante, adquirió el «de Montroi». Es cierto que existía también el Real de Gandia, que ya gozaba de un apellido que no diera lugar a confusión. Pero lo cierto es que para el Real ribereño, existió una denominación que, durante más de dos siglos, le ligaba irremediablemente a la localidad vecina. Los realeros sintieron durante todo aquel tiempo que su pueblo tenía un nombre que no le correspondía y que, además, ni siquiera hacía referencia a sus raíces. Por no mencionar de los característicos equívocos que se producían con la correspondencia. El consistorio inició los trámites para recuperar su denominación histórica en 2008 y debió esperar un año a que el Consell completara sus aspiraciones de independencia toponímica, concretamente el 28 de agosto de 2009.

Antes de estos dos casos, L’Alcúdia se deshizo del añadido «de Carlet». Un movimiento social surgido en 1977, recogida de firmas y apoyo consistorial mediante, se transformó, tres años después, en la recuperación y valenciación del topónimo. Como en el resto de casos, entre los vecinos existía un elevado grado de rechazo al hecho de tener que mencionar al pueblo de al lado para hacer referencia al suyo propio.

huellas del pasado. Algunos documentos gráficos todavía acreditan aquellos viejos topónimos que los más jóvenes no llegaron a conocer. 1 Sello de una empresa de naranjas de Corbera.

2 Marca de coñac embotellada en Montroi.

3 Pagaré municipal de Montroi.

4 Placa de bicicletas de Corbera. F

De todos los pueblos de la comarca que cambiaron su nombre en las últimas décadas, el más curioso es el de Sant Joanet, ya que lo hizo hasta en dos ocasiones en poco más de un año. Primero culminó un proceso para valencianizar el topónimo y, en segundo lugar, para retirar definitivamente el apellido.

Hasta 2008, la localidad recibía la denominación oficial de San Juan de Énova, en castellano. En dicho año, el ayuntamiento solicitó al Consell el cambio de nombre para que se usase la forma en valenciano. Tras el informe favorable de la Acadèmia Valenciana de la Llengua, el 17 de octubre de dicho año el gobierno autonómico aprobó que pasase a ser Sant Joan de l’Ènova.

No obstante, esta parte del proceso no dejaba contenta a la población, de unos 500 habitantes. El consistorio quiso también deshacerse de su apellido ya que existían elementos históricos suficientes para ello y, por otra parte, existía un clamor popular contrario a mantener «de l’Ènova”» El primer documento histórico en el que aparece la denominación «Sent Johan» se corresponde con un listado fiscal de 1373. Fue en el siglo XVI cuando, para diferenciarse de Sant Joan d’Alacant, se le añadió el apelativo que hacía referencia al pueblo vecino. Además de contar con el aval histórico y, nuevamente, con el informe favorable del AVL, casi un 90 % de los habitantes que participó en la encuesta popular dio su apoyo al cambio. El 29 de enero de 2010, el Consell aprobó el topónimo Sant Joanet y puso fin a años de un nombre que no convencía a nadie.

Tres denominaciones distintas en poco más de un año en Sant Joanet

Primero valencianizó su nombre para después dejar de lado la referencia a la vecina l’Ènova

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