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Cincuenta años del "gran éxodo" de Tous

La bajada de la imagen del patrón en romería completó el traslado al pueblo nuevo en marzo de 1971 con los vecinos ya en sus casas

Traslado de la imagen del patrón de Tous en romería al pueblo nuevo en marzo de 1971. | LEVANTE-EMV

Maruja Ortega recuerda perfectamente el trasiego de camiones que entre el verano y el otoño de 1970 trasladó los enseres domésticos de los vecinos de Tous a las casas que les habían asignado en el pueblo nuevo, lo que describe como «el gran éxodo». Tenía 29 años cuando la construcción de la presa impuso el cambio de emplazamiento del pueblo. «Había mucha incertidumbre porque dejabas tu casa, tus tierras y no sabías si era para bien o para mal y, aunque hemos mejorado el mil por mil, entonces no lo sabías», comenta.

En 2020 se han cumplido 50 años de aquel hecho, aunque la pandemia ha impedido la conmemoración que había organizado una comisión creada al efecto, en la que destacaba la misa de campaña junto al pueblo viejo -del que apenas queda el campanario que sobresale del agua- y la romería para recordar el traslado del patrón. Se había previsto para el 19 de septiembre, aprovechando las fiestas de San Miguel, aunque la coyuntura sanitaria redujo los actos al disparo de tracas y fuegos artificiales en unas calles repletas de tapices del patrón. Todo se ha pospuesto para el nuevo año.

El sorteo de las viviendas del pueblo nuevo se había realizado el 16 de julio de 1970 y, poco después, empezó el traslado de los vecinos que, según detalla Elena Briz, portavoz de la comisión organizadora, «se completó a finales de octubre».

No obstante, a sus casi ochenta años, Maruja Ortega relata que el traslado no se dio por finalizado hasta el 7 de marzo de 1971, cuando una solemne romería bajó la imagen de San Miguel Arcángel a hombros al pueblo nuevo. «Fue un gran acontecimiento. El ayuntamiento fue el último en bajar y la imagen de San Miguel lo hizo el 7 de marzo. Aunque el día estaba encapotado y amenazante, se bajó el anda a hombros y hasta las mujeres arrimamos en el hombro», en un traslado que define como histórico y tremendamente emotivo, que provocó que afloraran las lágrimas en muchos participantes. Ortega asegura que los mayores aún sienten nostalgia del pueblo viejo. «Nos adaptamos pronto, pero allí se vivía muy bien». Aunque ya no hubiera bajado a pie por la edad, tenía previsto participar en la celebración.

«Sobre todo la gente más mayor, que es la que lo vivió, tenía la ilusión de subir», apunta la concejal de Cultura, Alicia Ramos. Los vecinos celebrarán este año ese 50 aniversario, si el coronavirus lo permite.

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