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Cullera recuperará la arena y las dunas para frenar la erosión marina

Los técnicos del ministerio admiten el «estado lamentable» de la orilla

Diferencias de la línea de costa que se fotografió en 1957 (marcada en color rojo) con el perfil (en imágenes tomadas en 2020) actual de las playas del Marenyet y l’Estany. | LEVANTE-EMV

El Ministerio para la Transición Ecológica pretende regenerar la línea de costa y recuperar las dunas existente hace más de sesenta años en las playas del sur de Cullera mediante el aporte de ingestes cantidades de sedimentos que se extraerán de un banco de arena existente frente al faro. La intervención, que ya dispone de un informe de impacto ambiental positivo, incluirá la construcción de espigones. Con esa actuación, el Gobierno aspira a poner fin al grave deterioro que sufre ese tramo costero como consecuencia de la fuerte erosión marina, el desacierto de las obras de protección desarrolladas hasta ahora y el avance irresponsable del urbanismo costero.

Muchos puntos de las playas situadas al sur de la desembocadura del Xúquer se han quedado sin arena. Los espigones del propio río que se adentran en el mar suponen «una barrera casi total al paso de sedimentos», circunstancia que unida a la «falta de ordenación de la costa hasta la Gola de l’Estany» provoca que esa parte del litoral «se encuentre en un estado lamentable que coincide con un punto sensible a la erosión marina», según reconocen los técnicos del ministerio, que también admiten que la «anarquía» de las obras de defensa realizadas hasta ahora, han causado un «retroceso continuado» en las playas del Marenyet y l’Estany, e incluso en la del Brosquil, acrecentado por los recurrentes temporales y la falta del aporte natural de sedimentos.

Los expertos sostienen que la mayoría de las intervenciones llevadas a cabo en las últimas décadas en el tramo que transcurre desde el puerto de Valencia hasta Dénia han sido «dispares», se han realizado «sin planificación alguna» y solo han servido «para trasladar el problema hacia el sur». Otro factor no menos relevante ha sido la expansión descontrolada del negocio turístico en esta franja costera, que ha permitido ocupar la zona de dominio público y construir edificaciones y paseos marítimos «a veces a costa de reducir los valiosos cordones dunares existentes».

Como consecuencia de la acción humana, las playas del Marenyet y del Estany se encuentran «en situación de desequilibrio estático». La reducción del ancho de las playas es notable y en muchos casos ha desaparecido por completo. El deterioro y la pérdida de los cordones dunares no ha hecho más que agravar los perniciosos efectos de la erosión marina.

La regeneración que persigue ahora el Gobierno pretende recargar artificialmente la playa hasta conseguir un ancho útil de al menos cuarenta metros en los tramos más comprometidos para aumentar de este modo la protección frente a los temporales. La arena necesaria se trasladará desde el yacimiento submarino existente al norte del Cabo de Cullera. Se mantendrá el cordón de protección longitudinal que defiende los chalés y apartamentos situados a pie de playa y se retirarán los espigones perpendiculares a la costa, los diques y la escollera. Parte del material eliminado se reaprovechará para construir los nuevos espigones que contempla la intervención.

El plan de Costas proyecta crear nuevos cordones dunares, mantener los actuales, reconstruir los que están deteriorados, potenciar las especies autóctonas y eliminar las especies invasoras de vegetación. Esas dunas, que alcanzarían hasta 3,5 metros de altura, elevarían la cota de la playa para segurar el resguardo suficiente frente a los temporales y la elevación del nivel del mar.

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