Una sucesión de campañas de fruta de verano a cada cual peor ha provocado en los últimos años un goteo de abandonos que empieza a pasar factura a la principal zona productora de la Comunitat Valenciana. Las retroexcavadoras han arrancado en los últimos dos años campos que suman 3.800 hanegadas en el término de Carlet, según el cómputo realizado por la Cooperativa Agrícola Sant Bernat, lo que representa que se ha perdido el 42 % de la superficie dedicada a la fruta de hueso, que ha pasado de unas 9.000 hanegadas a poco más de 5.000, según detalla el presidente de la entidad, Álvaro Nogués.

La drástica reducción de parcelas augura que la próxima campaña será más corta y demandará menos mano de obra, con el consecuente impacto negativo en la economía local, que tradicionalmente ha encontrado en la agricultura un refugio en situaciones de dificultad. En el caso de la fruta de verano, los trabajos que generan mano de obra arrancan a finales de marzo con la «aclarida» de la fruta mientras la recolección se inicia a finales de abril o principios de mayo. La campaña generaba dos meses de una elevada actividad desde el punto de vista del empleo.

«Se han arrancado muchas variedades precoces que tienen rendimientos más bajos y se han dejado las tardías, que rinden un poco mejor», señala Nogués, que advierte de que todavía es demasiado pronto para realizar una estimación del volumen de producción en la presente campaña a la espera de la climatología y la evolución de la fruta, aunque apunta que «posiblemente no lleguemos a los cinco millones de kilos de la anterior».

Muy lejos quedan ya los más de 30 millones de kilos que la cooperativa comercializaba en los años noventa cuando, estima el presidente, la superficie de cultivo superaba las 20.000 hanegadas. Carlet era entonces la principal zona productora de fruta de verano de la Comunitat Valenciana y, pese a la progresiva reducción de la superficie de cultivo al caer la rentabilidad, lo sigue siendo. La cooperativa contabiliza 2.000 hanegadas arrancadas el año pasado que se suman a las 1.800 hanegadas en la campaña anterior.

Una reestructuración necesaria

La falta de rentabilidad de cultivos como el albaricoque, el melocotón, la nectarina o el paraguayo, con liquidaciones que no cubren los costes de producción o, como sucedió en la última campaña, con un gran volumen de destrío como consecuencia de unas condiciones climatológicas adversas que penalizó una mejora de precios, han provocado en los últimos años que numerosos agricultores hayan optado por arrancar estas plantaciones para volver a los cítricos o, simplemente, abandonar el campo.

Álvaro Nogués asume que el sector arrastra «cinco o seis años muy malos» y que la cooperativa ha intentado seguir apoyando a los productores de fruta de verano «porque es una parte importante de la entidad». «Carlet ha sido tradicionalmente la principal productora de la C. Valenciana y necesita la fruta para trabajar. Va a ser un serio problema, pero el agricultor no lo aguanta más. Desde el veto ruso que no levantamos cabeza», agrega el presidente de la entidad, que alerta del riesgo de concentrar toda la actividad agrícola en los meses de la campaña de la naranja y el caqui.

Nogués considera que es necesario abordar una gran reestructuración del sector que agrupe tierras y permita optimizar costes, ya que otras zonas productoras han modernizado las explotaciones en busca de una mayor rentabilidad «y a nosotros nos cuesta mucho competir». El presidente de la cooperativa de Carlet aludió a la región de Murcia, donde la fruta se cultiva en grandes fincas frente al minifundismo que persite en la Ribera.