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La fauna autóctona se reduce a la mitad en apenas unas décadas

Los ecologistas alertan de la pérdida de biodiversidad en La Ribera por la extinción de anfibios, murciélagos y aves que ayudaban a controlar las plagas

Gorriones en una reja de un inmueble de Alzira en una imagen de archivo. | VICENT M. PASTOR

La sucesión de incendios forestales en un entorno más o menos próximo, la progresiva urbanización del territorio, la extensión del riego por goteo y, con él, la desecación de balsas en el ámbito rural; el uso de pesticidas en la agricultura y la proliferación de especies exóticas representan un cóctel de factores que han contribuido a reducir de forma sustancial la fauna autóctona. La Coordinadora de Grups de Defensa de la Natura a La Ribera, que aglutina a más de veinte entidades mayoritariamente de carácter ambiental, ha puesto el foco sobre esta silenciosa reducción de la biodiversidad y ha alertado de que la comarca no es una excepción a una tendencia que los científicos han llegado a cuantificar en cifras al estimar que en los últimos 50 años «hemos acabado con el 60 % de los animales».

La preocupación por la extinción de fauna en La Ribera fue uno de los aspectos abordados en la reunión de la coordinadora celebrada el sábado de forma telemática, en la que se alertó de que muchas especies que antes se podían observar con facilidad «prácticamente han desaparecido» a pesar de que resultaban beneficiosas ya que, al alimentarse de insectos, contribuían a controlar las plagas. Los colectivos ecologistas señalan como ejemplo el caso de los gorriones o «teuladíns», que abundaban en los núcleos urbanos y construían sus nidos en los tejados de las casas, «y que ahora apenas se ven».

Depredadores de insectos

No es un fenómeno aislado. También se han reducido de forma sustancial las poblaciones de anfibios, tanto ranas como sapos -la presentación del primer catálogo de especies de verterbrados de Alzira hace escasamente un año ya supuso todo un SOS sobre la situación de los anfibios-; lagartijas, dragones, mariquitas, arañas, murciélagos, golondrinas y otras aves como aviones o vencejos, grandes depredadores de insectos.

Los ecologistas señalan como otros factores de esta reducción de la fauna el agotamiento de los ríos, la desecación de marjales pero, sobre todo, «la agricultura química que envenena las tierras y acaba incluso con la fauna más útil, la insectivora, lo que propicia que las plagas aumenten», inciden.

Los grupos que integran la coordinadora reclaman a las autoridades que intensifiquen la promoción de la agricultura ecológica para evitar el uso de productos químicos que perjudican a la fauna -recuerdan que mientras Andalucía va por su tercer Plan de Producción Ecológica la Comunitat Valenciana todavía va por el primero- y emplazan a los ciudadanos a consumir productos ecológicos autóctonos.

La reducción de la biodiversidad no impide, por otro lado, la expansión de algunas especies como los jabalíes, la cabra montés o incluso las ardillas que, como ha informado Levante-EMV, se asoman incluso por zonas habitadas. Todavía está reciente la imagen de cerdos salvajes deambulando por el paseo marítimo de El Perelló.

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