Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Recuerdos olímpicos a golpe de remo

Los piragüistas Naval y Sales evocan su participación en unos juegos marcados por un atentado a las puertas de las Olimpiadas de Tokio

Naval, primero por la derecha en la fila inferior, y Sales, cuarto, en la Villa Olímpica en 1972. | LEVANTE-EMV

La pandemia Covid acabó en 2020 con los sueños olímpicos de centenares de atletas de todas las nacionalidades que vieron cómo sus anhelados juegos de Tokio debían ser aplazados hasta el año siguiente, o cuando la situación sanitaria lo permitiese. Este año, a casi un mes del inicio de unos juegos olímpicos «especiales», los deportistas preparan su competencia con duros entrenamientos de cara al festival deportivo global.

Dos piragüistas veteranos de Algemesí saben muy bien lo que es enfrentarse a unos juegos olímpicos diferentes. José Ramón Naval y Ricardo Sales compitieron como miembros de la selección española de piragüismo en los Juegos Olímpicos de Múnich, en 1972. Aquel año y aquellos juegos se recordarán por el atentado terrorista con rehenes a manos de un comando palestino que secuestró y asesinó a once personas, entre deportistas y entrenadores, del equipo olímpico israelí.

Las olimpiadas de Múnich 72 acabaron un día después de lo previsto por lo sucedido, un 10 de septiembre. «Aquella noche no nos dimos cuenta de nada de lo que estaba sucediendo pese a estar solo a 100 metros», relatan a Levante-EMV José Ramón Naval y Ricardo Sales. «Nos enteramos de lo ocurrido al día siguiente cuando, para ir a entrenar, había tanques y mucha policía que nos pedía las credenciales», agregan. Tras el paso de unos días, la situación en la Villa Olímpica se normalizó.

Otros tiempos para el deporte

Para los deportistas de Algemesí miembros del Scooter Club, participar en Múnich 72 fue algo que no habían vivido nunca, «un reto emocionante». «Ver a tanta gente de tantas nacionalidades unida en una competición por el deporte es algo que aún me impacta cada vez que lo recuerdo», puntualiza Sales. Ambos piragüistas se prepararon a conciencia y cumplieron duros entrenamientos para poder representar a España en las olimpiadas. «Fue a partir de ese año cuando empezó a tomarse más en serio al piragüismo como deporte profesional y olímpico», cuentan los deportistas de remo. En aquella época, los dos piragüistas se entrenaban físicamente sin técnicos y sin necesidad de ningún plan de preparación porque, según cuenta José Ramón Naval, «no había dinero suficiente, ahora todo el tema de los entrenamientos está controlado al milímetro». «Todos los atletas de los países del este sí venían ya con sus médicos y sus preparadores físicos», declaran Naval y Sales. «En la actualidad existen ayudas económicas o becas para deportistas», afirma José Ramón Naval.

Llegar a clasificarse para unos juegos olímpicos no fue nada fácil para los atletas de Algemesí. Naval, por su parte, consiguió ganar el campeonato de España de piragüismo celebrado en Sevilla tres años consecutivos y era tan solo un juvenil cuando lo seleccionaron para la olimpiada. Ricardo Sales participó en Múnich 72 en pleno servicio militar, por el cual le dieron un permiso de tres meses que tuvo que recuperar porque, según él, «no había ayuda de nada». «Nos dieron 24.000 pesetas a cada uno por los tres meses de permiso para la olimpiada, para gastos y nada más», señalan con cierto tono crítico.

Rumanía como fase previa

Durante aquellos años, el control antidopaje era escaso o nulo, y los tiempos conseguidos en las olimpiadas de la época estaban «fuera de lo común». Los deportistas de Algemesí se quedan con una anécdota relacionada con este tema: «Entrenábamos junto al equipo rumano e igualábamos tiempo o incluso les ganábamos. Cuando llegó la olimpiada, nos dejaron atrás con tiempo de récord y caímos eliminados», relatan Naval y Sales.

La dureza forjó a los dos piragüistas de Algemesí que consiguieron ser seleccionados para el mundial de Yugoslavia y para los Juegos Olímpicos de Múnich 72. Antes de las olimpiadas alemanas, los atletas se fueron concentrados a Rumanía para prepararlas. «Pasamos allí seis meses muy duros con pruebas para acabar seleccionando a siete de los quince convocados para los juegos», relatan los deportistas.

Tras seis meses con la misma rutina y comida, Sales perdió doce kilos y Naval estuvo a punto de tirar la toalla y abandonar el sueño de competir en unos Juegos Olímpicos. Para ellos, todo ese sacrificio valió la pena. «Competir al mismo nivel que las potencias del piragüismo de los países del este era un éxito e imposible al mismo tiempo», concluyen los veteranos piragüistas olímpicos.

Compartir el artículo

stats