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La iglesia que alimentó el arroz

La iglesia que alimentó el arroz

La imagen que las actuales generaciones conocen de la iglesia parroquial de Sueca poco tiene que ver con el templo que empezó a construirse hace justo ahora 300 años. La expansión del cultivo del arroz en sustitución del trigo y, con él, la explosión demográfica que vivió la ciudad debido a la mayor demanda de mano de obra -Sueca triplicó la población en menos de 150 años pasando de 5.000 a 15.000 habitantes- generaron nuevas necesidades de espacio que obligaron a planificar una ampliación de la iglesia que, si bien se demoró en el tiempo más de lo que cabía esperar, acabó por producirse ya entrado el siglo XX.

Éstas y otras vicisitudes relacionadas con la historia del templo y de la propia ciudad las recoge el reverendo Andrés de Sales Ferri en el libro «Tercer centenario de la bendición de la primera piedra de la Iglesia Parroquial de San Pedro Apóstol de Sueca» (1721-2021), presentado el viernes como prólogo de la festividad del titular de la parroquia, que se celebra el martes.

De Sales Ferri da cuenta de que el aumento de población que registra Sueca con la expansión del cultivo del arroz genera en un primer momento la necesidad de crear un templo de culto y, con ese objetivo,en el año 1721 se celebra la bendición de la primera piedra de la iglesia, cuya construcción se prolongó durante prácticamente siete años finalizando la que sería su primera parte en 1728. La conclusión de estas obras vino a coincidir en el tiempo con otro importante repunte de la población que duplicaría el número de habitantes hasta situarlo próximo a los 5.000.

Inconvenientes de la ampliación

Pero esta evolución demográfica provocó que pronto el templo quedara pequeño y apenas ochenta años después de su construcción se solicitaron nuevos planos al arquitecto Salvador Escrig, relata el sacerdote en su trabajo. Según el propio estudioso de la historia de Sueca este proyecto no se llevó a cabo hasta 1923, es decir, 202 años después de la bendición de la primera piedra.

Según Andres de Sales Ferri, «el principal problema con el que se encontraron los suecanos a la hora de ampliar el templo parroquial era que en el frontal de la construcción eclesial estaba la plaza ya existente, con lo que impedía su ampliación hacia delante estudiándose ampliar el templo por la parte de atrás».

Esta ampliació realizada hacia la parte de atrás del templo consiguió casi duplicar el tamaño de la iglesia parroquial Sant Pere Apòstol de Sueca, un templo que el 29 de diciembre de 1982 fue declarado Monumento Histórico-Artístico Nacional a través de un Real decreto firmado por el entonce rey Juan Carlos I. Andrés de Sales de Ferri destaca que se trata del «único edificio que goza den esta condición en toda la Ribera Baixa».

Nuevo diseño

Se puede decir que con la ampliación se construía un edificio dentro del edificio antiguo dándole una mayor pomposidad con las torres laterales que ampliaron la fachada central y la cúpula existente en la zona del altar.

El libro del director del Archivo de Religiosidad Popular, que ha contado con el respaldo de la concejalía de Cultura en este proyecto, representa un homenaje a este emblemático edificio Sueca, parte fundamental de la historia de la localidad arrocera, ya que se pueden contar por miles los actos sociales que se han celebrado entre las paredes del templo.

Desde celebraciones litúrgicas como bautizos, entierros, comuniones, bodas a un largo etcétera de actividades públicas de carácter social. Sin duda alguna, en mayor o menor medida los suecanos tienen un cordón que les une a este emblemático edificio, historia viva pasada, presente y futura de Sueca.

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