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Copiar letra a letra las obras de Cervantes

Un escribano de Algemesí ha manuscrito el 80% de las novelas ejemplares del autor de «El Quijote»

Cástor Gabaldón transcribe un texto de Cervantes en su casa de Algemesí esta semana. | PERALES IBORRA

Pluma en mano, se dedica a transcribir grandes obras en papel de un gramaje aproximado al de la cartulina. Apoya la mano sobre un trapo rojo para deslizarse mejor en la horizontal del papel, caligrafía con la dedicación que merece cada palabra. Elabora un trabajo de gran precisión casi sin pensar, lo ha convertido en un proceso automatizado. Simplemente se evade y se deja llevar por la lectura. Así es cómo Cástor Gabaldón, vecino de Algemesí aunque natural de La Mancha, ya ha copiado el 80% de las novelas ejemplares de Cervantes. Prevé terminarlas este verano.

Asegura que no le importa ir a contracorriente de la sociedad en un contexto en vías de digitalización, es más, se muestra contento si es así. Mientras no le haga daño a nadie, clarifica, y recurre a una cita de Luis Buñuel que manifiesta: «La moda es la manada, lo interesante es hacer lo que me da la gana». Reconoce que pese a haber sido militar, nunca le ha gustado seguir órdenes.

Busca su propia identidad desde pequeño. Nacido en una familia humilde, el transcriptor empezó a despuntar en sus dotes artísticas con 12 años, cuando ganó un premio de pintura. Sin embargo, el cuidado de una madre de la época, preocupada por el futuro de su hijo, redireccionó su carrera apuntándolo a una academia para que aprendiera a escribir, narra que si hubiera estado avispada y se hubiera dado cuenta de que tenía un hijo “artista”, la historia hubiera sido otra. De todas formas, décadas después se reencontró con su lado más creativo. Lleva en ello diez años, pero no se atreve a dar el paso para profesionalizar su trabajo: «Hasta ahora me he puesto en plan creativo, no tengo madera de comercial», comenta.

Ha reescrito a mano más de 15 obras desde que un día, escuchando hablar a Arturo Pérez Reverte en la radio, se le encendió la bombilla. Empezó con «El Quijote» y, tras dedicarse a otros grandes autores, volvió a Cervantes en la pandemia. Con tanto tiempo libre decidió empezar a copiar sus novelas ejemplares. Cuando las termine, sueña con que su «arte» llegue al mayor número posible de personas.

«En realidad, escribir a mano no es una novedad. Hasta Mariano Rajoy se escribía a mano los discursos, aunque luego no entendiera su propia letra», bromea Gabaldón. Asegura que su único objetivo es «manuscribir las obras como un guiño». Al ser cuestionado por qué eligió la obra de Cervantes, responde: «¿Por qué no? Me divierto con él». Considera que la novedad en este ámbito sería ofrecer su trabajo. Sostiene que le gustaría ponerse en contacto con los herederos de Gabriel García Márquez, para mostrarles sus manuscritos e impulsar una edición en papel.

Se adentró en esta modalidad en una dura etapa de su vida. La Confederación de Salud Mental Española ha constatado que la pandemia ha agravado los problemas de salud mental en la sociedad. Gabaldón recomienda la copia de obras a mano como terapia: «Antes que la escopeta, coger la pluma», asevera. Simplificar la vida y recuperar esta tradición fue su salvación. Hoy, ya ha superado «todo aquello», aunque nunca ha dejado su pasión.

Cástor Gabaldón se evade por completo cuando emplea la pluma, solo necesita al silencio. «Me gusta el silencio, me quedo ensimismado», relata. Confiesa no ser muy disciplinado, pero suele ponerse con la primera luz de la mañana y tras la última del anochecer. Además de amar la literatura, intentó escribir una obra original que se hubiera titulado «Por un puñado de euros», pero cuando iba por la mitad la dejó «aparcada».

Gabaldón se proclama apasionado del Jazz, llegó incluso a abrir un local. «El jazz es un desafío al instante, al igual que manuscribir con la pluma», comenta. Sin duda, su pasión desafia a estos tiempos.

Una obra de Gabaldón llega a la Real Academia Española

El copista contemporáneo manuscribió la edición de Arturo Pérez-Reverte de “Don Quijote de la Mancha” y en 2018 decidió escanear la transcripción, realizar cinco copias, una de las cuales la envió a la Real Academia Española de la lengua (RAE), de la que el reconocido periodista y escritor es académico. Aurora Ejido, secretaria de la institución, confirmó por carta la recepción del volúmen y le agradeció la copia donada para la Biblioteca académica. Cástor Gabaldón también se carteó con el propio Pérez-Reverte, al terminar de copiar el primer capítulo, se lo envió y le consultó si había inconveniente en que pudiera editarlo. Él le respondió concediéndole la autorización. Gabaldón espera acabarentre julio y agosto las Novelas ejemplares de Miguel de Cervantes. E.S.T.

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