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La proliferación de gatos y la escasez de voluntarios desbordan a las protectoras

La falta de recursos, con casas de acogida llenas, limita capacidad de respuesta

Un grupo de gatos de una de las colonias ubicadas en Alzira | LACUA

El abandono de animales ha llevado a los municipios de la Ribera a una situación extrema en la que las colonias felinas no dejan de crecer mientras los voluntarios de las protectoras se reducen de forma progresiva. Las asociaciones animalistas que luchan a diario contra la creciente presencia de gatos y perros en las calles relatan que, si bien se lanzó el mensaje de que la pandemia iba a «hacer mejor al ser humano», con el tiempo se ha revelado un «egoísmo y deshumanización que afecta a muchas facetas de la vida, entre ellas, a las mascotas».

La Ribera cuenta con diversas protectoras como Potes i Pèls (Alginet), Lacua (Alzira), Proansu (Sueca), Esperança Animal (Cullera), Ribercan (Carcaixent) o la Asociación Abuelos (Alcàntera de Xúquer). En los municipios que no hay, colectivos animalistas exigen su constitución desde hace años, como en Carlet y Algemesí. Todas relatas una situación similar coincidiendo con los meses de verano y lanzan un SOS.

Los animales rescatados de la calle han ocupado prácticamente todas las casas de acogida de que disponen, las deudas con las clínicas veterinarias les ahogan ya que, como relatan desde Alginet, algunos perros recuperados presentan heridas supuestamente derivadas de haber participado en peleas ilegales.

Las colonias de gatos proliferan en todos los pueblos y, especialmente, en las ciudades más grandes -solo Alzira y Cullera suman más de 70- lo que ha llevado a impulsar planes como el denominado «Colonias Felinas 3.0», un proyecto que pretende mejorar la vida los gatos a la vez que la salud urbana y la imagen de las calles mediante la reutilización de materiales desechados por particulares, profesionales y ayuntamientos.

A través de este servicio, poblaciones como Sueca o Carcaixent reconstruyen contenedores de vidrio como refugios para gatos. Así, se aplica la economía circular para dignificar la vida de estos animales y embellece el entorno urbano, en un proceso que aplica criterios de desarrollo sostenible previstos en la agenda ambiental 2030.

No adoptar para abandonar

Inma, voluntaria de Esperaça Animal, explica que la pandemia ha generado una situación insostenible en Cullera, «con más gatos que nunca». «El confinamiento dejó las calles libres para que los animales callejeros corrieran a sus anchas y procrearan más», comenta. Además, la noticia de que los gatos podían contagiar el coronavirus, que más tarde se desmintió, provocó una oleada de abandonos. Entre las mascotas abandonadas se encontraban las que se habían comprado por moda mientras la ciudadanía estaba confinada. Tras más de dos meses en casa, cuando los ciudadanos retomaron sus vidas, los «mejores amigos del hombre» se quedaron en casa y, los menos afortunados, en la calle.

Las voluntarias de Cullera relatan cómo han presenciado abandonos, incluso de gente que estaba a punto de soltar gatos en sus colonias, «lo que solo puede acabar en peleas». Al preguntar han obtenido como respuesta que «les arañaba el sofá» o «maullaba». «Esto se debe a que son caprichos, no quieren realmente al animal y a la mínima le abandonan a su suerte», critica Inma, secretaria de la protectora local. La presidenta, Araceli, apunta que estos «peludos» suelen fallecer cuando se les abandona porque son animales caseros.

Las asociaciones animalistas de La Ribera realizan un llamamiento conjunto a esterilizar a los gatos y adoptar en lugar de comprar. Adicionalmente, aseguran que ni se van a extinguir, ni supone una trato inhumano.

Alzira es otra de las ciudades con una gran proliferación de gatos. La voluntaria de la protectora Lacua Ana Castelló garantiza que el acto «más humano» es detener que, cuatro veces al año, cada gata pueda dar a luz. Esto termina en miles de «gatitos» que vivirán en pésimas condiciones en la calle, donde pueden ser atropellados -uno de los problemas más habituales en muchos municipios-, contraer enfermedades o fallecer.

La compra y venta de animales favorece esta situación. Cuando se busca un acompañante «peludo» el interesado suele solicitar ciertas características en el animal, especialmente relacionadas con la raza o pedigrí. Por ello, algunas protectoras como Ribercan someten a un cuestionario para conocer esas preferencias en un intento de evitar futuros abandonos en un trabajo constante de favorecer la adopción frente a la compra.

Animales territoriales

Los gatos son animales muy territoriales, por lo que no se pueden mezclar sus colonias ni trasladarlas fácilmente una vez se han asentado. Las protectoras trabajan en la esterilización y, en el caso de Cullera, el ayuntamiento llegó a un acuerdo Conexión Felina para esterilizar 39 gatos al año aunque, desde Esperança Animal, no dudan en señalar que «harían falta unos 200 para empezar a controlar el problema». La captura de gatos para su esterilización es una tarea complicada en la que los voluntarios tampoco tienen ayuda.

Sin manos y sin hogar

La falta de manos es un problema común de todas las asociaciones que se dedican a la defensa de los animales. Una voluntaria de «Potes i Pèls», la protectora de Alginet, explica que muchas veces se debe a la falta de empatía y entendimiento de la gente. «Cuesta que sepan que no es fácil».

Esta voluntaria pone en relieve la carencia de casas de acogida. Todas las protectoras disponen de estos «hogares temporales» que atienden a sus perros y gatos, pero están llenas. «No tenemos sitio, por lo que cuando hay un gato tenemos que pagarle alojamiento en alguna residencia», verbaliza la colaboradora.

Esperança Animal expone que se hace cargo de todos los gastos, al igual que las otras asociaciones, aunque agradece que la comida muchas casas la pongan de su bolsillo. Potes i Pèls calcula que solo en residencias se gastan más de 800 euros cada mes. Las condiciones en las que las protectoras se encuentran algunos animales, como la de Alginet a los perros supuestamente utilizados en peleas, ascienden las facturas veterinarias a miles de euros y pese a las ayudas del ayuntamiento e individuales, no son capaces de lidiar con ellas.

La falta de voluntarios tiene como repercusión la proliferación de gatos callejeros y las condiciones en las que se encuentran. Las protectoras animan a participar en las vidas de estos felinos tan «incomprendidos». Siempre se ha tomado como signo de hostilidad y rebeldía su independencia, como si fueran ajenos a las personas. Nunca más lejos de la realidad. No se debe confundir el espíritu aventurero de estos seres con que no sean animales de hogar y dispuestos a ofrecer y recibir calor humano.

El pleno del Consell aprobó el pasado 6 de agosto el proyecto de ley de Protección, Bienestar y Tenencia Responsable de los Animales de Compañía, una legislación pionera en la protección de las mascotas a nivel estatal que impide tratar a los animales como objetos. En el caso de la Ribera, el proyecto del consorcio comarcal de construir dos albergues, uno en l’Alcúdia y otro en Tavernes, anuncia una nueva etapa en la gestión de las mascotas abandonadas.

«Cualquiera no puede dejar comida en la calle, se genera un problema de insalubridad»

Emma Sanchis. Cullera

Algunas personas se «solidarizan» con los animales de la calle y quieren llevarles sobras para que puedan comer, pero esta práctica puede resultar contraproducente. Las sardinas y la leche pueden ser mortales en gatos, que presentan intolerancia a la lactosa y las espinas se les quedan enganchadas en el tracto digestivo, relatan fuentes veterinarias. Esto mismo les sucede con muchos otros alimentos que no pueden procesar y les producen problemas de salud, atragantamientos o incluso envenenamientos. Para poder alimentar a estos animales hace falta conocimiento y documentación. Gemma Alós, concejala del Área de Bienestar Animal, alerta de que en Alzira es ilegal si no eres gestora de una colonia, una acreditación que permite a determinadas personas mantener en condiciones de higiene grupos de gatos. En Cullera también es necesario un carnet de alimentador.

Un gato junto a sobras de paella. | ESPERANÇA ANIMAL Emma Sanchis. Alzira

La presidenta de la protectora de Cullera reprocha que la gente deje comida en todas partes: «Genera un problema de salubridad». «Las alimentadoras proporcionan la comida indicada y agua en recipientes limpios, se dedican también a labores de limpieza y desinfección, a ‘adecentar’», explica Araceli. Entre los felinos se pueden trasmitir enfermedades muy contagiosas y mortales a través de la saliva, como el virus de la leucemia felina. Para evitar esto, las alimentadoras llevan guantes y cambian los recipientes de los que se alimentan.

Contra los detractores de los alimentadores de gatos, la vicepresidenta de la protectora de Cullera rebate: «Si no se les alimentara saldrían a la calle a por comida, irían directamente a los restaurantes a molestar y meterse entre las mesas. Todos verían los gatos que hay». Inma subraya que los gatos no son una plaga a erradicar, «en todo caso, son animales antiplaga que cazan ratas y cucarachas».

El peor momento económico de la historia, «ahogada por las deudas con las clínicas»

Más gatos que nunca. Lacua asegura que hay más gatos que nunca en las calles y si no se esterilizan el número continuará en aumento. Cada día se encuentran gatos que no conocían.

Sin casas de acogida. Todas las casas de acogida están repletas, nadie se ofrece para acoger temporalmente esos animales, pese a cubrir los gastos.

Con deudas. Tienen muchas deudas con las clínicas veterinarias.

Treinta colonias en Alzira. Hay más de 30 colonias bajo control que reúnen a entre 10 a 40 gatos. De vez en cuando surge una colonia nueva.

Sin actos benéficos no hay ingresos. Desde el inicio de la pandemia su mayor fuente de ingreso, los actos benéficos, no se han podido realizar por las restricciones.

Rescates a diario. A diario se producen rescates, adopciones, hallazgos de nuevos gatos abandonados o recién nacidos. Atropellos, peleas, heridos y otros.

«Batcat». La gata de la fotografía es una de las protagonistas de estas historias. Batcat fue rescatada por los bomberos junto a su hermana en la casa de la cultura. La cachorra se había metido por una tubería y no podía salir debido a la profundidad, otro de los hermanos se encontró en el mismo tejado, pero ya había fallecido. Semanas después sigue en el hogar que la adaptó, se ha recuperado de la infección y está feliz y sana con su nueva familia. 

Alginet, pionero en la comarca por contratar a una protectora para recoger los perros

Alternativa a la perrera. Gracias a la ayuda de la concejal María José Martínez, que firmó un convenio con la protectora Modepran, Alginet fue el primer municipio de la Ribera Alta en pactar la recogida de perros abandonados con una protectora y no con una empresa, donde pueden acabar sacrificados.

El problema de los caballos. Uno de los mayores problemas es el rescate de caballos abandonados o maltratados. Hace dos años del último y único rescate que pudieron efectuar por la dificultad del procedimiento. Una voluntaria encontró al caballo atado a un árbol, llevaba sin comida ni bebida una semana. Después de muchos intentos contactaron con una protectora que trabaja con equinos y fue rescatado.

Perros de caza y pelea. «Alginet es un pueblo rodeado de zonas de campo y de caza, donde muchos perros sufren maltrato», afirma una voluntaria de «Pèls i Potes», que asegura que también se celebran peleas de perros que la asociación es incapaz de controlar. Detalla que recientemente se encontraron a un perro con la columna partida por la mitad.

Cofi espera casa de adopción. El perro de la imagen es Cofi cuando la protectora lo rescató. A punto de fallecer, con desnutrición y leishmania avanzada. Ahora se ha recuperado pero está en una residencia y busca acogida o adopción.

Perro viejo. La protectora repara en la dificultad de dar en adopción a los perros adultos. Uno falleció tras permanecer 4 años en una residencia. 

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