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El torneo de las oportunidades

El guiño al Sahara causó hace cinco años un conflicto diplomático con Marruecos, que abandonó el torneo

Los saharauis disfrutaron de su estancia alcudiana. | LEVANTE-EMV

En ocasiones hay política de alto nivel en los pequeños gestos. Hace un lustro, unos pequeños futbolistas consiguieron un hito en el Cotif Promesas Istobal, el torneo de l’Alcúdia que todos los años, en paralelo al gran torneo, da la oportunidad a las jóvenes estrellas. Una selección de jugadores llegados de los campos de refugiados de Tindouf representó al Sáhara Occidental en un partido inédito. Mucho dio que hablar aquella participación de los jóvenes saharianos. Provocó el abandono del torneo de la selección absoluta de Marruecos, creando un conflicto diplomático que fue portada de numerosos informativos en España.

Los niños permanecieron ajenos al tablero geopolítico. Vivieron un verano inigualable. Se enfrentaron a grandes equipos, visitaron muchos de los encantos de una tierra valenciana que siempre recordarán: el Oceanogràfic, el Bioparc, las playas del Saler, Mestalla, el Micalet…

El proyecto costó meses de trabajo en coordinación con las asociaciones que todos los veranos hacen posible el proyecto «Vacaciones en paz», que permite a los niños saharauis pasar varios meses en tierras españolas. Además, varias instituciones valencianas se volcaron con el proyecto, caso de la Diputación de València o de varios ayuntamientos de la Ribera y aportaron fondos para costear el mantenimiento, hospedaje o las excursiones.

Mucha fue la generosidad del torneo y mucho el trabajo invertido durante meses. Fue sobre todo fue un acto de solidaridad. Sin suministro de agua, luz, hospitales con garantías y sin esperanzas, observan el fútbol como un ascensor social y todas las tardes organizan partidos con tres palos que improvisan la portería y juegan descalzos. Sueñan con conseguir lo que unos pocos lograron en l’Alcúdia: calzarse unas buenas botas e intentar meter el balón en la escuadra.

Todo fructificó en el Cotif. Los pequeños saharauis demostraron fuerza y pundonor. Incluso ganaron uno de los partidos, aunque no les sirvió para pasar de ronda. Aquellos jóvenes siguen siendo refugiados. Hoy muchos de ellos, aunque están desperdigados por diferentes campos de refugiados del desierto, siguen manteniendo la relación y recordando aquello que les aportó el fútbol en l’Alcúdia. Fue inolvidable.

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