La Murta ha recibido a menos de 2.000 personas durante los meses de verano, lo que supone que no ha alcanzado las 50 visitas por día, cifras relativamente bajas en comparación a otras épocas del año y respecto a años anteriores.
El responsable de la Concejalía de Medio Ambiente de Alzira, Pep Carreres, considera que el descenso en el número de personas se debe, principalmente, a la climatología y al riesgo de incendios. «Este es un hecho lógico, puesto que entre el gran calor que ha hecho y el riesgo de que se pueda producir algún incendio provoca que el número de senderistas se vea reducido. También porque ha habido días que por seguridad hemos decidido cerrar».
A su vez, a los factores ya mencionados siempre hay que añadir los efectos de la pandemia, que impide la acumulación de gente en el paraje natural de Alzira. «Nosotros trabajamos para cumplir con las medidas sanitarias pertinentes y para evitar la concentración masiva de personas, lo que puede suponer un peligro tanto sanitatio como físico, por el estado de alguna de las partes del terreno», asegura el edil.
Para cumplir con estos objetivos, el ayuntamiento ha contado, a parte de con el requisito de cita previa para acceder al recinto, con la ayuda del programa de voluntarios, personas que de forma altruista se encargan de trabajos relacionados con la vigilancia del paraje, para así minimizar el riesgo de incendios en la zona y advertir a los turistas de posibles peligros .
Desde el consitorio animan continuamente a la ciudadanía a «disfrutar de otras zonas como espacio de paseo y disfrute de la naturaleza» y a «evitar la hora punta de entrada de personas y los lugares más concurridos». La Murta deja la temporada con menor presencia de turistas y se prepara para el puente del 9 de octubre.
