Dos agricultoras valencianas hicieron pública su desesperación en redes sociales al perder al comprador de toda su cosecha de naranja ecológica. Sarah y su madre Esther decidieron mantener el legado de Abel tras el fallecimiento del que era su padre y marido respectivamente. Una herencia sentimental que se materializaba en forma de proyecto agrícola. Pero un cambio en lo previsto las obligó a donar gratis su cosecha.

¿Por qué? Madre e hija confiaron en en su comprador de confianza. En septiembre, tal como confiesa Sarah en un video que ha comenzado a circular por redes sociales, "nuestro comprador nos dijo que esta temporada contásemos con él, pero ahora, en enero, nos ha dicho que no va a comprarnos nada de nuestra cosecha". 

La noticia las pilló por sorpresa y dio al traste con todos sus planes. "Nos encontramos con el problema de que nuestra cosecha está en los árboles. Todo el esfuerzo que hemos puesto, no solo esta temporada, sino desde que decidimos que nuestro campo sería ecológico, se ve ahora en peligro porque nuestra naranja puede terminar en el suelo". Por ello y para evitar que todo ese esfuerzo no sirva para nada, las dos productoras ofrecen todas sus naranjas "a todos aquellos que queráis venir".

Oleada de solidaridad

Sin embargo, su publicación en redes sociales y el eco que esta ha tenido en medios de comunicación como este periódico han desatado un auténtico tsunami de solidaridad con Sarah y su madre. Ambas admiten estar desbordadas ante las peticiones de ayuda, que colaborarán con las agricultoras valencianas, lejos de llevarse gratis el resultado de la cosecha.

Varias asociaciones se han puesto en contacto con las mujeres para comprometerse a la compra de diferentes cantidades de naranja a un precio de un euro el kilo. En estos momentos, la naranja de origen ecológico se paga a 30 céntimos el kilogramo a los productores, un precio que se incrementa en 70 céntimos tras el paso por intermediarios y se vende en supermercados a cerca de dos euros el kilo. Con esta muestra de apoyo al campo valenciano, y en el caso de vender los 22.000 kilos de naranja navelina ecológica, las agricultoras lograrán sobreponerse al bache.

Venta directa: del campo al consumidor

Agricultores ecológicos afirman que cada vez es más común la venta directa del campo a la mesa, para esquivar las ofertas a la baja que los intermediarios ofrecen, ahogando a algunos productores. No obstante, pese a ser una medida creciente con agricultores realizando envíos programados a sus clientes, es una apuesta arriesgada ya que no es sencillo lograr dar salida a las toneladas de producción en venta directa.